"Las filas, los puestos de comida, los conciertos... Había que fijarse en todo", rememora el historietista zaragozano Álvaro Ortiz, que asegura que en la Expo se divertió «bastante». Ortiz, que se ha hecho un nombre en el mundo de la novela gráfica gracias a títulos como ‘Cenizas’ o ‘Murderabilla’, creó durante los días de la Expo cerca de un centenar de tiras ilustradas con Fluvi, el Iceberg y el frente fluvial como protagonistas. «Recuerdo que tenía por norma ir dos días y descansar al tercero. Si no iba, me era imposible sacar ideas para dibujar las tiras», comenta Ortiz, que entonces, allá por 2008, había publicado ya su muy destacable ‘Julia y el verano muerto’.

A pesar de lo ingente del trabajo, «de las tiras guardo buen recuerdo, porque aunque el humor o el ‘gag’ no han sido nunca lo mío, intenté que tuviesen un poco más de gracia. No sé si lo conseguí porque creo que es lo último que hice en ese formato hasta día de hoy», cuenta el autor, que ha sido candidato al premio a la mejor obra de autor español en el Salón del Cómic de Barcelona en dos ocasiones por sus novelas gráficas ‘Rituales’ y ‘Murderabilla’.

«Recuerdo patearme la Expo de día fijándome en todo lo posible, desde la gente que hacía fila para entrar en pabellones a lo que se servía en los puestos de comida», narra. «Luego, cuando había conseguido apuntar un par de detalles que convertir en tiras, ya me podía ir de conciertos, que es de lo que mejor recuerdo guardo: pude ver artistas como Caribou, Alva Noto, Devotchka o Akron Family en el Balcón de las Músicas, aunque algunos conciertos empezaban a las doce de la noche y nos moríamos de frío». Ortiz, que junto al grupo Calavera también ilustra de forma singular algunos conciertos, cuenta que su historia favorita es la de la gente en silla de ruedas que se saltaba las filas y, de pronto, sanaban milagrosamente ya en el interior de los pabellones. «¡Ah, la picaresca española siempre aportaba buen material para las tiras!».