El acusado por la paliza al atleta Iván Ramírez habla solo de "tres o cuatro puñetazos"

La Audiencia de Zaragoza ha comenzado a juzgar este martes al autor de la agresión al deportista en Ejea de los Caballeros. Asegura que solo querían "ponerlo en evidencia" por los mensajes que enviaba a su prima.

El acusado, en el banquillo, durante la primera sesión del juicio, celebrada este martes en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, en el banquillo, durante la primera sesión del juicio, celebrada este martes en la Audiencia de Zaragoza.
José Miguel Marco

Iván Krasimirov, de 26 años, ha reconocido este martes en la Audiencia Provincial de Zaragoza que "perdió los papeles" cuando vio que el atleta Iván Ramírez cogía de la cintura a su novia -"a mi chica", como ha dicho- y se arrimaba a ella con intención de besarla. "Le grité para que la soltara; le empujé, me empujó y le pegué tres o cuatro puñetazos. Cayó al suelo, oí un fuerte ruido y me asusté", ha manifestado.

En ese momento, según ha declarado, no vio que tuviera heridas graves, aunque sí un ojo hinchado y algo de sangre que comenzó a salirle por la nariz. Ha añadido que le hicieron lavarse la cara y que se cambió de chaqueta porque se la había manchado. Sin embargo, las lesiones que sufrió Ramírez fueron tan graves que este martes no ha podido acudir ni siquiera a declarar porque las secuelas neurológicas irreversibles que padece no lo permiten mantener una conversación compleja.

"Mi hijo está de todo menos muerto. Si no lo levantara todos los días, se quedaría en la cama durmiendo. Solo tiene hambre, es su obsesión, pero es incapaz de decir vamos al supermercado", ha detallado al tribunal su madre, que desde aquel día atiende durante 24 horas a Iván. La mujer reprocha a los acusados que no asistieran a su hijo ni pidieran ayuda, pues la tardanza en ser asistido agravó sus lesiones cerebrales.

Según el acusado, para el que la fiscalía pide 12 años de cárcel, dejaron a la víctima subido en su coche y con las luces puestas. Asegura que fue el propio Iván Ramírez quien se negó a que lo llevaran al médico y ha dicho que nunca quiso hacerle el daño que le causó. Pero lo cierto es que su estado era muy grave y no fue hasta dos horas y media después de que lo dejaran cuando un vecino se percató de su estado y llamó a la Policía Local de Ejea.

Tan trágico desenlace tuvo su origen en un mensaje que Iván Ramírez envió a su prima segunda Carla el 3 de octubre de 2016, al día siguiente de conocerla en Ejea y a la que no veía desde que ella tenía 6 años. El atleta la agregó a su Facebook y la joven aceptó. Según se ha puesto de relieve en el juicio, la primera conversación que mantuvieron giró en torno a lo "guapa" que era y la "pena" que suponía para Ramírez que fueran primos y terminó con el agradecimiento de la chica por los cumplidos, al tiempo que le decía que le parecía "raro" que le dijera eso y que tenía un novio al que quería mucho.

Acto seguido, la joven le dijo a su novio Iván Krasimirov que su primo le estaba "tirando la caña" y desde ese momento es el acusado quien se encarga de enviar mensajes a Ramírez haciéndose pasar por Carla y "seguirle el juego".

"A partir de ahí hablo yo. Interpreto que un tío de 40 años le mande eso a una prima menor está fuera de lugar. Queríamos ponerlo en evidencia para demostrar a la familia las proposiciones que estaba haciendo a su prima y lo que pretendía", ha manifestado. Ha contado que su novia estaba "muy asustada", pero que en ningún momento pensaron en bloquearle en Facebook, decírselo a sus padres o denunciarlo ante la Policía

Lo que hicieron fue seguirle un juego que terminó de manera trágica. Así, el día 4 fue Krasimirov quien tomó la iniciativa de contactar con Ramírez tras el primer mensaje y decirle cosas como "a mí también me gustas". Incluso tanto el acusado como la joven han reconocido que cuanto el atleta le preguntó a su prima cuántos años tenía le dijeron 18, cuando en realidad aún no los había cumplido y era menor de edad. Explicó que entonces Ramírez empezó a enviarle fotos desnudo y vídeos masturbándose y que estaba empeñado en que la joven le remitiera imágenes similares. "Pero lo que queríamos es que viniera a Ejea y que la familia se enterase", ha insistido.

De esta forma, los mensajes fueron subiendo de tono e hicieron creer al atleta que sus pretensiones estaban siendo correspondidas. Krasimirov ha admitido que en los últimos mensajes, antes de citarlo en una peña de Ejea de los Caballeros donde, se suponía, iba a tener un encuentro con su prima, Ramírez le preguntó: "¿Pero por qué quieres follar conmigo?", a lo que Iván, simulando ser Carla y con el conocimiento de esta respondió: "Porque me apetece".

Durante su declaración, la joven ha reconocido que le dijeron que ya tenía "coartada" con sus padre para esa noche y que en la peña había "sofás". Lo ha justificado insistiendo en que lo que pretendían era saber cuáles eran sus intenciones y saber "hasta dónde iba a llegar". Por eso, cuando Ramírez le preguntaba si iba a estar con él, ellos le respondían: "Ven y lo comprobarás".

Entre sollozos, ha dicho: "Jamás pensé que una persona mayor quisiera acostarse conmigo" y que no entendían que una "persona tan mayor" pudiera ir hasta ir hasta allí por eso.  Nada más llegar a la peña, la joven salió a recibirlo y cuando entró al local se produjo la agresión.

El primo de Krasimirov, Aleks T., que también está siendo juzgado por una presunta omisión del deber de socorro y se enfrenta a una pena multa de 12 meses (3.600 euros, a razón de 10 euros diarios), ha declarado que ofrecieron a Ramírez ir a urgencias pero este se negó y dijo que estaba bien.

En el mismo sentido declaró el padre de Carla, Carlos C., quien, indignado, dijo que, tras la "pelea" denunció en la Fiscalía el acoso que sufría su hija menor, pero que le contestaron que no podían hacer nada porque los hechos "no se habían consumado". Sobre la noche del 2 de octubre de 2016, ha recordado que cuando Iván Krasimirov le llamó para que fuera hasta la peña le "sorprendió" al encontrar allí a Ramírez y que tenía un ojo hinchado.

"Me enseñaron la foto masturbándose y me dijo: 'Yo no le hecho nada a tu hija" y me volvía la cara", ha declarado. Carlos C. ha dicho que le ayudó a cambiarse de ropa porque la llevaba manchada y mojada de lavarse la sangre y que lo dejó en su coche con las luces encendidas porque le aseguró que se iba a Erla, donde estaba su madre. "Me dijo olvidaos de esto y yo me olvido". También ha reconocido que no notó nada raro en su hija durante toda la semana.

Igualmente, ha declarado su mujer, María Luisa C., la cual en esas fechas estaba convaleciente en la cama por una rotura de pelvis. "Mi marido me llamó asustado. Me dijo: 'tu sobrino está aquí porque ha venido a tirarse a tu hija, pero no te preocupes que no le ha pasado nada". Esa noche fue la encargada de avisar a la madre de Iván Ramírez, prima hermana suya, con la que mantuvo una tensa conversación reprochándole la conducta de su hijo.

Mientras, Milagros B., la madre de Iván cuestionó la conducta de sus familiares y les censuró que no buscaran ayuda ni pidieran una ambulancia. La mujer abrazó en el pasillo de la Audiencia a Miguel G., el vecino de Ejea que avisó a la Policía Local al ver a Ramírez en su coche. "Salir a tirar la basura y lo encontré con el motor y las luces encendidas. Tenía la cabeza baja y movía las manos. Le pregunté si estaba bien y me hizo un gesto de 'ok', aunque no hablaba y estaba semiinconsciente. Mientras llegaba la Policía abrió la puerta dos veces para vomitar".

Cuando llegó a urgencias, los médicos le dijeron a la madre que fuera rápidamente en taxi porque su hijo estaba a punto de morirse. El atleta de origen andorrano estuvo en el Hospital Clínico de Zaragoza cuatro meses y luego fue trasladado al instituto de Neurorrehabilitación Guttmann de Badalona. Las secuelas que le han quedado son incapacitantes e incluso irreversibles

Las peticiones de pena

La Fiscalía pide doce años de cárcel por un delito de lesiones agravadas y una indemnización de 320.000 euros por las secuelas. La acusación particular, ejercida por la abogada Mercedes Lasierra en nombre de Iván Ramírez y de su madre, atribuye al acusado un delito de asesinato en grado de tentativa y solicita una condena de 14 años. Añade un delito de omisión de socorro y pide para cada uno de los encausados sendas multas de 7.200 euros.

La defensa, a cargo del letrado José Cabrejas, pide la absolución de sus dos representados y considera que, en caso de condena, los hechos deben ser calificados como un delito de lesiones básicas en concurso con otro de lesiones graves por imprudencia

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