Denuncian el peligro de las obras para los gatos del parque Pignatelli

Desde el proyecto de voluntariado de la colonia gatuna están preocupados por la seguridad de los animales.

Denuncian el peligro de las obras para los gatos del parque Pignatelli
Denuncian el peligro de las obras para los gatos del parque Pignatelli
Ana de los Arcos

Desde que el pasado mes de mayo comenzarán las obras para la reforma parcial de los antiguos depósitos del Pignatelli, los habitantes de la mayor colonia gatuna de Zaragoza comparten ahora su hogar con excavadoras y otras máquinas. Estos primeros trabajos están centrados en la climatización del aljibe, cerrado al público desde los años 80 y diseñado por Ricardo Magdalena en 1870, para recuperarlo y abrirlo como espacio cultural y expositivo este próximo otoño.

El Ayuntamiento de Zaragoza aseguró en su momento que los gatos estarían protegidos por un vallado especial que permitiera el paso de los voluntarios de la colonia y evitará que los animales pudieran sufrir daños y entorpecer las obras. Sin embargo, desde el programa CES (acrónimo de captura, esterilización y suelta) niegan que se esté cumpliendo con lo prometido.

“Se ha ido todo al garete”, dice indignada la coordinadora del proyecto CES Ana de los Arcos, quien explica que la maquinaria ha entrado a los depósitos por la zona trasera, por la casa del guarda, “destrozándolo todo” debido a un cambio en el proyecto inicial. Según De los Arcos, el techo del aljibe no soportaba el peso de la maquinaria y por ello tuvieron que cambiar los planes.

“No son agujeros, son cráteres”, se queja la coordinadora que teme que alguno de los gatos resulte dañado al tropezar con los agujeros que se han hecho para poder instalar la climatización en la futura sala de exposiciones. Estos agujeros están protegidos por unas mallas de plástico, que la coordinadora ve insuficientes: “Al ser de plástico las mallas los gatos pueden quedarse colgados o atrapados”.

De los Arcos dice tener a los gatos “desubicados y a lo loco”, y, aunque por el momento no ha visto ninguno herido, asegura que ya hay muchos que no vienen a donde solían comer. “Quizá estén asustados, hay en torno a un centenar y no podemos controlarlos a todos”.

Tanto desde Urbanismo como desde la oficina de Protección Animal del Ayuntamiento están trabajando, en coordinación con los arquitectos del proyecto, para encontrar una solución al problema. “Nos importa el bienestar de los animales y tomaremos las medidas necesarias de acuerdo al protocolo, pero no se puede condicionar una obra que responde al interés general de la ciudadanía”, explican.

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