Han sido cinco largos años conviviendo entre piquetas y taladros, y simultaneando las obras con el servicio que a diario se presta a más de 400 personas (mil si se cuenta el servicio de comida a domicilio). La Fundación La Caridad estrenó ayer sus remozadas instalaciones que parecen completamente nuevas, a pesar de que la entidad permanece desde hace más de un siglo en el número 4 de la calle Moret, en uno de los tres edificios supervivientes de la Exposición Hispano-Francesa de 1908.

Daniel Gimeno, director de la fundación, explica que la reforma "ha supuesto un cambio radical en nuestra forma de funcionar" porque "antes el edificio estaba desordenado y ahora hemos conseguido redistribuir los espacios y cumplir con las actuales normativas de seguridad".

En esencia la obra ha consistido en "crear un nuevo edificio interno, en torno a una escalera de evacuación, y se han ampliado el colegio, la guardería e, incluso, se ha construido un aula de bebés nueva". La inversión ha ascendido a un millón y medio de euros, pero el inmueble de Ricardo Magdalena aún precisa de otras mejoras y más adecuaciones que –calculan– podrían requerir dos millones más.

Gimeno, que quiso agradecer la labor del anterior gerente, Carlos Alegre, cuenta que "niños, mayores y personas con enfermedades mentales o sin hogar conviven en esta casa", en donde se preparan distintas actividades con motivo de su 120 aniversario. "Ahora estamos de puertas abiertas y el fin de semana haremos un mercadillo solidario. También planeamos una fiesta de exalumnos de todas las edades y, tras el verano, se abrirá una exposición en la Cámara del Comercio. Haremos una cena gala en noviembre y preparamos una campaña para procurar más donaciones y captación", adelanta Gimeno, acompañado ayer por representantes de distintos partidos y miembros del patronato de la fundación.

La consejera de Ciudadanía y Servicios Sociales, Mariví Broto, elogió la obra y el edificio pero quiso poner el acento en "el proyecto que se lleva a cabo en su interior". "El estado del bienestar no sería realidad sin instituciones como La Caridad, que trabaja para acabar con la desigualdad y para que la sociedad sea más digna", dijo Broto, al tiempo que recordó que "la ley de la concertación de los servicios sociales con las entidades del tercer sector es fundamental para la DGA".

Por su parte, el alcalde Santisteve destacó cómo "esta casa se va modernizando" y atiende a los colectivos más diversos y vulnerables de la ciudad. Apuntó que el Consistorio colabora económicamente en el centro de día y la escuela a través de subvenciones y, también, en asuntos como el reparto de comida a domicilio a través de dos convenios: uno de 275.000 euros para vecinos del Casco y otro de 450.000 para el resto de la ciudad.

Historia viva de Zaragoza

Nació con la vocación de erradicar el hambre y la mendicidad en las calles de Zaragoza, y se ha ido adaptando a las necesidades de la sociedad demostrando que no es lo mismo beneficiencia que justicia social. Fue fundada en 1898 por el alcalde Francisco Cantín y Gamboa, en un momento en el que muchas personas llegaban del mundo rural atraídas por el desarrollo industrial, pero acababan junto a los mendigos desarraigados en las puertas de las iglesias. Hoy, y tras su conversión en fundación en 2005, tiene un patronato presidido por el alcalde en el que figuran representantes de la diócesis, la Real Sociedad Económica de Amigos del País, la Cámara de Comercio y asociaciones patronales y sindicales. Trabaja conectada a la red Aragonesa de Entidades Sociales para la Inclusión y sus servicios se han ido adaptando a las necesidades de la sociedad, con un especial cuidado en la educación con la idea ilustrada de que es la mejor manera de superar la pobreza.