El atrincherado en La Almunia no estaba de baja psicológica y portaba su arma reglamentaria

El policía nacional sigue ingresado en un centro de salud mental de Zaragoza a la espera de que el juez le tome declaración por un delito de desórdenes públicos.

Un hombre se atrinchera en los juzgados de La Almunia
La Guardia Civil desplegó incluso francotiradores en el entorno del edificio de los juzgados de La Almunia.
Macipe

El policía nacional detenido el pasado lunes tras pasar cinco horas atrincherado con una pistola y una navaja en el edificio de los juzgados de La Almunia de Doña Godina no estaba de baja psicológica. De hecho, Juan José P. G., prestó servicio con normalidad el pasado viernes, 11 de mayo, en Tudela, localidad en la que actualmente está destinado en la Unidad de Seguridad Ciudadana.

En un primer momento, la Guardia Civil creyó que el agente estaba exento de servicio por problemas de salud mental, lo que llevó al propio delegado del Gobierno, Gustavo Alcalde, a dar esta información. Pero, como ha podido confirmar HERALDO, en el momento de su arresto, además de una navaja, el funcionario portaba su arma reglamentaria y dos cargadores. Y de haber estado de baja psicológica, nunca podría haber sido así, ya que el protocolo de seguridad de la Policía Nacional es muy riguroso y lo primero que se hace en esos casos es intervenir la pistolas que pueda tener el afectado.

En cualquier caso, el agente permanece ingresado en un centro de salud mental de la capital aragonesa y no pasará a disposición judicial hasta que los médicos consideren que está en condiciones de prestar declaración. Lo que los facultativos tratan de aclarar es si el detenido padece algún problema psiquiátrico o simplemente se vio desbordado por una situación puntual de estrés.

Según fuentes próximas a la investigación, el embargo de la vivienda que este posee en Sabiñán –localidad en la que residió con su familia hace algún tiempo, cuando estuvo destinado en Calatayud– sería su principal motivo de preocupación. A la espera de que el juez de guardia de La Almunia le interrogue por un delito de desórdenes públicos, por su edad (58 años) y la gravedad de los hechos, en círculos policiales ven difícil que el atrincherado vuelva a prestar servicio.

El pueblo respira tranquilo

"Puede ser el momento para reconsiderar si es necesario aumentar las medidas de seguridad", decía ayer un trabajador de los Juzgados de La Almunia. Pasadas 24 horas del suceso, lo ocurrido el lunes seguía siendo el principal tema de conversación, no solo en las dependencias judiciales sino en toda La Almunia. Para la alcaldesa, Marta Gracia, "más que miedo o sensación de inseguridad hubo sorpresa". La regidora reconocía ayer que al principio se vivieron momentos de angustia e incertidumbre, "pero luego todo funcionó de forma rápida y eficaz". De hecho, Gracia quiso aprovechar para felicitar por su trabajo a las fuerzas de seguridad.

Además de para la escuela infantil, cuyos responsables tuvieron que citar por Whatsapp a los padres para que vinieran a recoger a los niños, la del lunes fue una jornada ajetreada en el colegio de infantil y primaria, también desalojado. El gran despliegue policial, con francotiradores incluidos, también afectó a los negocios del entorno de la plaza de La Paz, que tuvieron que echar la persiana durante varias horas.

"Al principio, fuimos a salir y nos dijeron que esperásemos. Tuvimos que bajar la persiana, cerrar la puerta y quedarnos dentro hasta que todo estuvo controlado", recordaba una trabajadora de una oficina próxima. Para Fernando, responsable de uno de los pocos negocios que pudo permanecer abierto durante todo el suceso, el balance fue más bien positivo. "En nuestro caso tuvimos más movimiento desde las 12.00 y hasta las 17.00, ya que entró a comprar mucha gente que no podía pasar o que necesitaba encargar bocatas para comer", decía.

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