El Ayuntamiento va a reclamar a las empresas que construyeron el canal de aguas bravas de la Expo el millonario coste que han tenido las fugas de agua que sufre una de sus balsas, que han convertido en inviable esta instalación municipal. Además, el gobierno de ZEC ya ha dado orden a estas compañías (la pública Tragsa y la ingeniería Euroestudios) de que las repare de forma definitiva en un plazo de tres meses. De lo contrario, el Consistorio encargará las obras y les girará la factura.

El canal de aguas bravas, que se construyó en el parque del Agua Luis Buñuel para la Expo 2008, tuvo un coste de casi 6 millones de euros. Desde que abrió sus puertas, los gestores percibieron que la balsa inferior perdía agua. Eso suponía un importante coste energético, ya que obligaba a hacer un mayor esfuerzo en el bombeo para mantenerla llena. La factura de luz, por tanto, se disparó desproporcionadamente. Eso, unido a unas expectativas fijadas por encima de la realidad, han ido frustrando todos los proyectos empresariales que han pasando por el canal.

De forma paralela, el Ayuntamiento inició una batalla legal contra Tragsa y Euroestudios por las grietas de la balsa, que el Consistorio siempre ha achacado a la mala ejecución del proyecto y de las obras. El conflicto acabó en un acuerdo para que ambas empresas acometieran una reforma en 2015 que no acabó con el problema. De hecho, un informe reciente señala que las obras pudieron "agravar las filtraciones".

En enero de este año, el Ayuntamiento inició un nuevo procedimiento de reclamación de daños en el que se responsabiliza a las constructoras de los vicios ocultos de la instalación. Tragsa y Euroestudios presentaron alegaciones, pero el Consistorio las rechazó el mes pasado.

Lo justifica basándose en diversos informes que califican de "ruinógenos" los desperfectos de la balsa, "hasta el punto que resulta inviable el desarrollo de su actividad ante las pérdidas de agua sufridas por las filtraciones y el elevado coste económico que supone el mantenimiento de la balsa ante su funcionamiento defectuoso". Según los cálculos, tras las reparaciones de 2015 las pérdidas de agua suponían un coste de 34.000 euros anuales. A esto hay que sumar las indemnizaciones que ha pagado el Ayuntamiento a diversas empresas que se metieron a gestionar la infraestructura. Con estos y otros datos, la sociedad Desarrollo Expo afinará una cifra que recopile el coste total que han tenido las grietas para las arcas públicas, y que será la que se reclame a las dos empresas.

624.000 euros de coste

A la espera de que se cierre el cálculo de esta reclamación, lo que ya ha exigido el Consistorio a Tragsa y Euroestudios es la reparación definitiva de las grietas. Para ello, deberá basarse en el proyecto que el Ayuntamiento encargó el año pasado al ingeniero Jorge Fornós, que plantea una solución diferente a la del intento de sellado de 2015. Este estudio quiere que se construya "un nuevo vaso estanco que se apoye sobre el existente", con el objetivo de mantener la forma actual de la balsa y que, así, la afección al comportamiento hidráulico del canal de aguas bravas sea "la menor posible".

Las obras deben ejecutarse en la época de estiaje del río Ebro, y las empresas tienen tres meses para hacerlas a contar desde finales de abril. El coste estimado de la reparación es de 624.000 euros. Además, el informe calcula que la instalación exigirá un mantenimiento de 238.000 euros para toda su vida útil. Ahora, el Ayuntamiento espera la respuesta de las empresas para ver si acometen los trabajos para, de lo contrario, asumir él la responsabilidad y girar la factura.