Un disparo mortal por un pene dibujado junto a las palabras "si te atragantas, escupe"

Siete hombres y dos mujeres juzgan desde este viernes al vecino de Ricla acusado de acabar con la vida de un joven en una bodega del pueblo. El acusado habla de un forcejeo y un tiro accidental, pero las acusaciones piden entre 19 y 25 años de prisión por asesinato.

El acusado, Francisco Canela Grima, momentos antes de comenzar el juicio en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, Francisco Canela Grima, momentos antes de comenzar el juicio en la Audiencia de Zaragoza.
José Miguel Marco

Una nota en el buzón con un pene dibujado junto a las palabras "si te atragantas, escupe" desencadenaron el llamado crimen de Ricla, del que fue víctima Robert Racolti, de 23 años, y por el que desde este viernes un jurado compuesto por siete hombres y dos mujeres juzga a Francisco Canela Grima, para el que la Fiscalía y la familia del fallecido piden una condena de entre 19 y 25 años de prisión. Se trata de la segunda vez que este vecino de Ricla, de 46 años, se sienta en el banquillo de los acusados por estos mismos hechos. Porque Canela Grima ya fue condenado a 4 años de prisión en octubre en 2017 después de que otro tribunal popular llegara a la conclusión de que el disparo que provocó la muerte del joven fue accidental y consecuencia de un forcejeo. Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón mandó repetir después la vista por considerar que el veredicto no estaba suficientemente justificado.

"Por favor, le ruego que no se refiera a lo que pasó en el otro juicio. Como si no hubiera existido", ha tenido que advertirle la magistrada-presidente del Jurado, Esperanza de Pedro, al encausado nada más comenzar su declaración. El objetivo es que los encargados de dictar un nuevo veredicto estén lo menos contaminados posible y valoren las pruebas sin dejarse llevar por lo que pasó en la vista anterior. Pero lo cierto es que para todos, desde el acusado hasta los abogados, pasando por testigos o peritos, resultará difícil obviar lo que pasó entonces. No en vano, el ministerio público y la acusación particular intentarán presentar ahora mejor sus argumentos para lograr una sentencia distinta. Ambas partes entienden que el tiro que acabó con la vida de Racolti no fue fortuito.

Los hechos se produjeron el 10 de enero de 2016 en la bodega del domicilio del acusado, donde este había citado a la chica que supuestamente le había enviado la nota con el mensaje obsceno. Lo había hecho a través de un mensaje de Whatsapp y le había pedido que bajara también su novio: Robert Racolti. Como hiciera hace unos meses, Francisco Canela Grima ha aprovechado este viernes su intervención para asegurar que nunca pretendió matar a nadie y que fue durante un forcejeo con la víctima cuando se produjo el disparo que impactó en la cabeza de esta.

El ministerio público y la acusación particular -a cargo de los letrados Christian Adrián Ángel y Mariano Montesinos- han insistido sobre una cuestión: ¿Por qué esperó Canela Grima a la pareja con una pistola cargada? A esa pregunta, el presunto homicida ha dicho que tenía miedo. "Yo sabía que cuatro hombres de la familia de la chica tenían problemas con la Guardia Civil todos los meses. Había escuchado también rumores de que su novio podía haber cometido algún crimen en Andalucía y de que pasaba droga", ha manifestado. Pero las acusaciones entienden que los únicos que podían albergar algún temor eran tanto la joven como su pareja, puesto que ellos no iban armados y el acusado sí.

La defensa, a cargo de las abogadas Laura Vela y Soraya Laborda, cree que lo ocurrido fue un desgraciado accidente y plantea una pena de cinco años. Consideran, eso sí, que a su cliente se le deben aplicar las atenuantes de alcoholismo y drogadicción -han acreditado que se encuentra ahora en tratamiento para rehabilitarse con Proyecto Hombre-, miedo insuperable y reparación del daño, puesto que han abonado ya 10.000 euros a la familia del fallecido.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión