Cuenta atrás para el exilio cercano de los detallistas del Mercado Central

Los detallistas del Mercado Central han iniciado este lunes una corta y algo estresante carrera para que el jueves esté todo listo para el cliente en sus instalaciones provisionales.

Mercado central.
Los gremios se acumulan estos días en los pasillos del mercado provisional.
Aránzazu Navarro

El mercado provisional es estos días un hervidero. Todavía no hay ni clientes buscando el mejor producto ni proveedores llevando el género a los puestos, pero aún así la actividad es frenética en estas instalaciones, que harán de sede del Mercado Central mientras dure la reforma del clásico edificio dibujado por Félix Navarro en 1903. Se trata de un exilio cercano, ya que la estructura se levantó junto a las Murallas Romanas, a escasos metros. Abrirá el jueves con los detallistas que, después, estrenarán la nueva etapa de la histórica lonja tras su reforma.

El ritmo es intenso ahora en su interior. Los detallistas se han encontrado los puestos preparados, pero todos hacen apaños para adaptarlos a su gusto. Una tarima más alta, un mostrador más profundo, unas estanterías adicionales… Así, los gremios se solapan en los pasillos en la cuenta atrás para la apertura de un mercado que huele a nuevo. Su imagen limpia y aún impoluta contrasta con los restos que las décadas de historia dejaron en el edificio que ahora se va a reformar.

Los dueños de los puestos deben instalar las cámaras frigoríficas y las máquinas para trabajar el producto. Siempre que pueden, aprovechan el material que tenían en el Central, aunque en muchos casos no es posible, por lo que los detallistas han tenido que invertir para renovarlo.

"Tenemos que adaptar lo que teníamos allí a lo que vamos a tener aquí, y eso no es fácil", apunta Carmen Izuel, de la charcutería Montori Barranco. Aunque está "muy ilusionada", también señala algunas deficiencias que se han encontrado: "Hemos tenido que hacer cosas por nuestra cuenta, como con las barras, las tarimas... No nos han preguntado cómo tenían que ser las cosas". Por eso, desea que de cara a la reforma del Mercado Central se deje participar a los detallistas en el diseño funcional de los puestos.

Ana Calleja y Paco Gavín apuran la colocación de la máquina picadora, la sierra, los tajadores... "El miércoles –por mañana– se enchufan las cámaras, así que entonces traeremos el género", comenta esta pareja, quinta generación de carniceros del Mercado Central. Con la autoridad que les da la experiencia, opinan que las instalaciones provisionales están "mejor imposible", a pesar de que el puesto es, en su opinión, "algo pequeño".

"Las deficiencias se están apañando y está quedando precioso", sentencian Alberto Gadea y Yolanda Cámara. El suyo es un caso singular, ya que cada uno tenía su puesto en el Mercado Central, pero han decidido unirse en un proyecto común, Encurtidos Alberto Gadea y Yoli. Como buena parte de su producto no requiere frío, ayer ya colocaban en las estanterías las latas y botes de alimentación variada. "Lo importante es ponerlo bien para que quede atractivo", señalaban.

La mayoría de los puestos son reducidos, pero algunos detallistas lo han hecho dobles. Uno de ellos, incluso, es triple, el de Pescados José Luis, donde José Luis López ha juntado su espacio con el de su hermana. "Para ser provisional está muy bien, va a ser muy cómodo para la gente por la climatización y porque es una planta calle...", señala José Luis.

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