Casetas busca una segunda oportunidad para el patrimonio industrial

Las I Jornadas sobre Patrimonio Industrial  analizan la conservación de fábricas centenarias como La Zaragozana y proyectos como los que tratan de impulsar la harinera del barrio zaragozano y La Ceramo en Valencia.

Una antigua harinera, una azucarera o una fábrica de cerámica pueden tener una segunda vida como espacios artísticos o culturales para impulsar un barrio o una pequeña población. «Como museo pueden atraer visitas a un pueblo para que tenga una dinamización importante», ha asegurado Javier Revilla, profesor de Historia Contemporánea que dirige el Museo de la industria harinera de Castilla y León, ubicado en Gordoncillo, un municipio de apenas 400 habitantes. El proyecto permitió al pueblo leonés ganar atractivo turístico, reforzar su «identidad» y lograr su «recuperación moral» tras ser uno de los pueblos «perdidos» por la despoblación de los años 60, ha explicado. Su caso ha sido uno de los que se han expuesto en las I Jornadas sobre Patrimonio Industrial que se celebran este fin de semana en el barrio zaragozano de Casetas, organizadas por la plataforma Métete en Harina, que trata de recuperar su antigua harinera para uso social y cultural.

«No hace falta un proyecto millonario», ha asegurado Diana Sánchez, doctora en Arquitectura por la Universidad de Valencia y especialista en Patrimonio industrial,  que ha detallado el que se intenta impulsar desde 2016 en una fábrica de cerámica del siglo XIX que busca una segunda vida como La Ceramo, pero todavía sin presupuesto. La planta cerró en 1992. En la rehabilitación de este tipo de edificios, Sánchez ha aconsejado que los impulsores, en muchos casos movimientos vecinales, «tienen que convencer al ayuntamiento de que no es un gasto, sino que va a venir bien a la sociedad» y a partir de ahí «planificar a largo plazo» elaborando un plan director a «cinco o diez años». A ello ha unido buscar ayudas y lograr el apoyo de entidades privadas para comprar el edificio «y que no se siga deteriorando».

Edificio «en activo»

Además, «el uso no tiene que chocar con la rentabilidad» y ha dicho que sería ideal que se conservara el «uso industrial» ya que este permite crear empleo, recuperar actividad y mantener el edificio «en activo». Ha reconocido que son pocos los casos, y ha destacado el que se ha expuesto en las jornadas de la fábrica de La Zaragozana. Esta mantiene parte de su actividad industrial en la misma sede desde hace 118 años y recibe 15.000 visitas al año a las que enseña sus instalaciones y su proceso artesanal, ha explicado Enrique Torguet, responsable del departamento de Marketing y Comunicación del fabricante de Ambar. El directivo ha reivindicado mantener las cerveceras en el centro de las ciudades y ha lamentado que en España «hayamos sido poco generosos» con su defensa, frente al centro de Europa, que se puede «recorrer visitando fábricas de cerveza». Hay patrimonios que pueden ser «un factor de atracción, más allá del uso», ha añadido. Por eso ha destacado que Zaragoza «siga teniendo una fábrica activa» y centenaria, que consideró un «valor» para la ciudad. Solo hay seis en España en un casco urbano. Aunque la firma se encuentra inmersa en un plan estratégico que incluye una nueva planta, aseguró que «el recinto histórico se va a mantener».

'Land art'

Las jornadas, que continúan este domingo por la mañana en el Centro Cívico de Casetas, han analizado también la utilización del patrimonio industrial como espacio artístico. Con proyectos como el 'land art' en las minas de sal de Remolinos por el artista Nacho Arantegui o el 'street art' con grafitis de Eleman.

También se ha presentado la experiencia de la remodelación hecha en la Harinera del barrio de San José de Zaragoza, estrenada hace dos años y que recientemente ha sido ampliada y ha avanzado en su nueva vida impulsada por el colectivo Llámalo H. Al acto ha acudido Fernando Rivarés, consejero de Economía y Cultura del Consistorio zaragozano y el alcalde del barrio, José Luis Román.

La jornada ha incluido una visita al exterior de la Harinera del Ebro de Casetas, que la plataforma vecinal Métete en harina quiere recuperar y que esta semana ha conseguido el apoyo de todos los grupos del Ayuntamiento de Zaragoza, tras la moción presentada por CHA, para dar los primeros pasos.

"Va a ser un proceso largo", ha reconocido Mariano Pinos, portavoz de la plataforma. El objetivo es "conservar la harinera como referente visual de nuestro pasado industrial y conseguir que el interior sirva para cubrir las necesidades del barrio". En los últimos meses ha avanzado el deterioro del edificio. Entre los usos del edificio la plataforma propone que aloje a la Escuela de Música, a la que acuden 400 jóvenes, la casa de juventud y la ludoteca. Y que favorezca la "integración" de la población inmigrante con espacios de encuentro.

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