La invasión de procesionaria pone en alerta a los dueños de los perros

En Zaragoza se han detectado 18 zonas afectadas por las orugas. Producen gangrena en la lengua de los animales si las chupan y urticaria en los humanos si entran en contacto con ellas.

Procesionaria en el 'pipican' del campus San Francisco
Procesionaria en el 'pipican' del campus San Francisco

Los dueños de perros de Zaragoza están preocupados por la procesionaria del pino, un lepidóptero con un ciclo vital en tres fases: huevo, larva (oruga) y adulto (mariposa), que cuando se acerca la primavera baja de su nido y se cruza con humanos y mascotas.  Los animales, que tienden a olisquear todo aquello con lo que se encuentran, ignoran que su contacto con la procesionaria les puede llevar a perder la vida en el caso de su ingesta.

La página de Facebook Alerta Zaragoza, creada por el Partido Animalista de la ciudad para publicar avisos de riesgo para animales, ha hecho visibles 18 zonas en las que la procesionaria tiene actualmente presencia: el parque de La Aljafería, el ‘pipican’ del campus universitario de San Francisco, el colegio Avempace, el parque Torre Ramona, el parque del Agua, la parte trasera de las cocheras del tranvía (Valdespartera), la calle de Joaquín Sanz Gadea (Miraflores), el parque del Tío Jorge, el hospital Royo Villanova, la plaza de la Tauromaquia (Parque Goya), el parque Grande, la calle de Somport (Picarral), la calle de Demetrio Galán Bergua (Los Enlaces), el parque Palomar, el colegio Buen Pastor, la calle del Alto Carabinas (Valdefierro), la calle de María Moliner (San José) y el grupo de viviendas Alférez Rojas (Delicias).

El ‘pipican’ del campus universitario, situado junto a la facultad de Geología, es uno de los más afectados. Es muy frecuentado por los perros en todos los horarios, ya que el espacio está habilitado para que jueguen en libertad, pero desde hace tres semanas ha sido invadido por la procesionaria. “En el recinto hay muchos pinos y con estos cambios de tiempo, al hacer bueno, la procesionaria baja al suelo de sus nidos”, cuenta María Sangros, que acude a diario con su mascota. El problema de la procesionaria, tal y como explica la afectada, es que produce urticaria en los humanos y gangrena en las lenguas de los perros si la chupan, y pueden morir si la ingieren.

Los zaragozanos que frecuentan el campus han denunciado el asunto al 010 en repetidas ocasiones, pero “siempre nos toman los datos y dicen que lo pasan al departamento que corresponde, pero luego no tenemos noticias”. En los últimos días han conseguido contactar con el Servicio de Parques y Jardines, pero su respuesta ha sido que “no se localiza la plaga indicada en la queja”. Sangros volvió a llamar y le dijeron que “Zaragoza está desbordada” y que el asunto de la procesionaria en el ‘pipican’ es competencia del rectorado de la Universidad, pero en años anteriores los afectados ya se dirigieron al órgano rector “y allí siempre dicen que no les corresponde. Se pasan la pelota unos a otros sin poner soluciones”.

A los usuarios no les ha quedado otra que “tratar de quitar nosotros mismos la procesionaria para poder meter a los perros en el recinto, si no no podemos entrar”, señala Sangros. También han ideado posibles remedios, como la colocación de unos embudos con botellas de agua para que las orugas bajen allí y no se muevan, “pero por desgracia se mueven. Es una faena tener que estar con mil ojos cuando salimos a pasear a nuestras mascotas”, lamenta la afectada.

Sangros asegura que ha tenido que acudir con su madre al centro de salud debido a la urticaria que le produjo la procesionaria y que ella, el domingo pasado, se tuvo que pinchar un urbasón. “Me he tenido que quitar los anillos de las manos de la inflamación, es muy peligroso”, relata. Además, los dueños deben estar constantemente pendientes de sus perros y ante cualquier síntoma “correr al veterinario”, por eso recomiendan llevar urbasón encima “para poder pincharles antes de que sea tarde”.

Los afectados entienden que la ciudad esté desbordada, pero piden soluciones lo antes posible, ya que a través de la página de Alerta Zaragoza han descubierto que en el parque de La Aljafería se han cortado los nidos de procesionaria, “por eso no comprendemos por qué no aplican la misma medida en el resto de zonas perjudicadas”. Muchos usuarios aseguran que han tenido que dejar de acudir a sus zonas verdes de cercanía porque “tenemos miedo, ya no sabemos ni por dónde pasear” e insisten en que el problema “nos afecta a todos, también hay que pensar en los niños que juegan en los parques”.

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