La Audiencia decide que el amigo de Lanza declare como testigo y no como investigado

Considera que no hay base para atribuirle delitos de omisión de socorro o encubrimiento en el crimen de Víctor Laínez.

Víctor Laínez tenía 55 años, y vivía en la zona de Heroísmo de Zaragoza.
Víctor Laínez, presuntamente asesinado a manos de Rodrigo Lanza

El joven que acompañaba a Rodrigo Lanza en el bar el Tocadiscos en la madrugada del 8 de diciembre cuando se produjo la agresión que costó la vida a Víctor Laínez declarará finalmente en calidad de testigo y no como investigado. Así lo ha resuelto la Audiencia de Zaragoza alineándose con la decisión que ya adoptó en su día la jueza instructora, Mercedes Terrer, y rechazando el recurso interpuesto por la defensa.

Para el abogado de la familia del fallecido, Juan Carlos Macarrón, al no intentar detener a su amigo cuando golpeaba en el suelo a la víctima y marcharse después del local sin ayudar al herido, Pablo M. G. podría haber cometido delitos de omisión del deber de socorro o encubrimiento. Pero no lo entiende así el tribunal, quien recuerda que de las declaraciones de los testigos se identifica como único autor a Lanza.

Recuerda además el magistrado-ponente del auto, Mauricio Murillo, que tiempo tendrá la instructora de las diligencias de detener el interrogatorio –que se llevará a cabo a finales de este mes– si de las respuestas del joven "surgen elementos o indicios por los que pudiera considerarse su condición de encausado".

Al abordar el recurso de la acusación particular, que fue impugnado por la defensa y la Fiscalía, la Sala comienza por analizar el presunto delito de omisión del deber de socorro y dice: "No puede entenderse cometido por cuanto consta la presencia de terceras personas en el lugar de los hechos que, de manera inmediata, atendieron a la víctima". Para el tribunal, podrá achacarse a Pablo M. G. una "obligación moral" de asistir al herido, pero no cabe el reproche penal. Porque para poder atribuirle la omisión de socorro, la víctima debería haber quedado desamparada.

La familia de Víctor Laínez entiende que también cabía investigar al amigo de Rodrigo Lanza por un supuesto delito de omisión del deber de perseguir delitos. A este respecto, la Audiencia llega a la conclusión que la reacción del presunto autor del crimen fue "sorpresiva y atribuible únicamente al mismo".De hecho, dice que no consta "ningún tipo de concierto previo" entre ambos amigos

La acusación particular entiende que Pablo M.G. también podría ser autor de un delito de encubrimiento, posibilidad que igualmente desmonta el tribunal al rechazar su recurso. Para los magistrados, resulta lógico que el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional interrogara al joven en calidad de investigado, puesto que las pesquisas se encontraban en una fase inicial. Sin embargo, recuerdan que esta persona aportó datos a la investigación, circunstancia que impide, dicen, atribuirle el delito de encubrimiento.

Los tirantes se han perdido

En cuanto a la investigación policial, los agentes se han dirigido al hospital Clínico para localizar los tirantes con la bandera de España que llevaba puestos Víctor Laínez el día de los hechos y que fueron los que dieron lugar a la agresión. Pero la Policía no ha conseguido recuperarlos, puesto que parece que el centro sanitario no los guardó.

El fallecido era vecino de la Magdalena y vestía los tirantes de forma habitual cuando se movía por el barrio, lo que motivó que Lanza lo identificara esa noche como "facha" o "fascista", según algún testigo. Para el abogado Juan Carlos Macarrón, que los hayan perdido no debería suponer ningún problema, ya que varias de las personas que se encontraban en el bar han declarado ante la jueza que los vieron.

La jueza ha rechazado también el recurso de la defensa que pedía la reconstrucción de los hechos.

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