¿Hay algún zaragozano nacido en las últimas décadas del siglo pasado y el arranque del presente que no haya viajado, durante su infancia, en el tren chuchú del Parque Grande? Quizá la pregunta suene exagerada pero, para varias generaciones de vecinos de la capital aragonesa, su primer contacto con un convoy de cualquier tipo es el que recorre en círculo el pulmón de la ciudad. Es una actividad a tachar de la lista para considerarse un zaragozano de pro.

Hipérboles aparte, lo cierto es que el clásico y reconocible trenecito negro y con detalles rojos, con sus dos vagones multicolor, se despide de Zaragoza para dar paso a un nuevo modelo más moderno.

El Ayuntamiento sacó el pasado año a concurso los pliegos del servicio, que se ha adjudicado la empresa Trenes Turísticos Valencia. Su gerente, Javier Sanchís, se muestra muy ilusionado por tomar las riendas del servicio, para el que tiene preparadas "diferentes novedades".

La empresa valenciana lleva tres décadas gestionando el tren turístico en la capital del Turia y planea actualizar el de Zaragoza. "Cambiaremos la máquina, será más moderna y, además, adaptada para que sea accesible para discapacitados", indica Sanchís, quien matiza que será diferente al modelo que transita por la urbe levantina.

Los nuevos inquilinos realizarán también labores de mantenimiento y actualización de la coqueta estación intergeneracional, enclavada junto al puente de los Cantautores y ambientada en el 'Far west'.