José Mª Marteles: "Faltan profesionales de hostelería, por eso abrimos la escuela"

La nueva junta de Cafés y Bares es continuista, pero con caras nuevas. ¿Hacía falta un cambio?

Era necesario y por eso hemos formado un equipo nuevo, abierto y plural, con representación de diferentes generaciones para que nadie quede excluido.

Conocimiento del sector en Zaragoza no le falta.

Mi familia tuvo el primer bar en 1962, el Rialto de la avenida San José. Desde entonces hemos tenido varios establecimientos. Y en la junta de la asociación llevo ya 12 años.

¿Cuál es la propuesta que trae debajo del brazo para los próximos años?

La principal es que vamos a estrenar nueva sede, que además incluirá una escuela de formación, en unos locales de la calle de San Clemente. Son más de 400 metros cuadrados y confiamos en abrir el próximo mes de mayo.

¿Les cuesta encontrar profesionales?

Trabajadores hay, pero muchos lo hacen por obligación, porque no hay otra cosa, y faltan profesionales. La idea del nuevo centro es traer a gente con un empleo en el sector, o que estén en el paro, y darles una formación de calidad, para que estén preparados para el mercado laboral. Hablamos de baristas, cortadores de jamón, camareros, especialistas en tapas…

¿Cambiará el trato con los asociados?

Queremos mejorar la comunicación con los socios, escuchar sus problemas dentro de cada sector y potenciar la transparencia. La intención es juntarnos para tener una unión más grande y apoyarnos mutuamente.

¿Y con las administraciones?

La relación actual con las diferentes instituciones es buena, pero queremos defender nuestros intereses en otros sectores. La hostelería es potente en creación de trabajo e ingresos, por eso queremos que nos apoyen más y nos ayuden a solucionar problemas de forma más directa y ágil.

¿Cómo ha evolucionado el sector estos últimos años?

Hemos superado la crisis y la hostelería está subiendo, la gente sale más. Hay quizá un cambio de estilo. Ahora están en auge los bares de tapas, raciones y bocadillos, y ha bajado quizá un poco el restaurante tradicional. La gente busca más la informalidad. Hay un cambio de hábitos y nos tenemos que acoplar a lo que el cliente quiere.

Ese cambio de hábitos, ¿quizás ha golpeado más fuerte al ocio nocturno?

Está claro que la noche ha cambiado. El pub ya no está integrado en una zona de marcha como antes. Además, el 80% ya solo abre viernes y sábados, antes era casi todos los días.

La mejoría tras la crisis, ¿se está traduciendo en una mayor inversión en los locales?

Lo que está claro es que hay que renovar, si no es imposible seguir adelante. Y el sector lo sabe. Se está invirtiendo en maquinaria muy costosa pero muy útil y rentable. Además, se decoran con gusto y con mucha inversión en comodidades.

¿Van a impulsar novedades en las fiestas del Pilar?

Este año firmamos un convenio con el Ayuntamiento para montar barras en diferentes puntos de la ciudad. Funcionó bien en cuatro o cinco de los trece que se instalaron, sobre todo el del recinto de la Expo, con el tirón de las actividades para niños. El acuerdo está bien pero es una cosa puntual, habría que hacer algo más global.

Este año hay que volver a sacar a concurso los grandes recintos festivos. ¿Cambiaría el modelo?

Lo cierto es que las grandes carpas han perjudicado a los bares de noche. Y en realidad la gente no está casi nunca dentro de estos recintos, están fuera haciendo botellón, salvo durante el concierto principal.

¿Cómo es la relación con Urbanismo en ese aspecto?

Ha agilizado bastante los trámites pero los criterios que se emplean para las actividades hosteleras son demasiado rigurosos. Los problemas de convivencia no se producen en los locales, sino en la calle, y parece que se nos quiere responsabilizar a nosotros, cuando son derivados de la permisividad con el botellón.