El pleno despide el año teñido de naranja

La tensión en la Casa Consistorial no impidió las felicitaciones a los ediles de Ciudadanos por su éxito en Cataluña o que el alcalde brindara por unas felices fiestas.

Los cuatro ediles de Ciudadanos, este viernes, junto al concejal Alberto Cubero.
El pleno despide el año teñido de naranja
Guillermo Mestre

El pleno se aventuraba bronco tras las explosivas declaraciones del alcalde del pasado jueves, cuando llamó al líder del PP, Jorge Azcón, "agitador de la ultraderecha". Y lo fue, a tenor de la tensión del debate sobre los delitos de odio. Pero la política no solo se riega de fuego valirio, sino que también tiene su ratos de confraternización y buen rollo. Y más en vísperas de la Nochebuena.

De hecho, minutos antes de la sesión los protagonistas fueron los ediles de Ciudadanos. ¿El motivo? El rutilante éxito de la formación naranja en las elecciones catalanas del 21-D, al conseguir ser la fuerza más votada. Las ediles iban vestidas con camisetas naranjas, según dijeron, por una apuesta con diputadas catalanas de Ciudadanos. Ellas fueron la sensación, dado que el edil Alberto Casañal no se sumó al cambio de indumentaria. Les felicitaron casi todos. El alcalde Santisteve, Luisa Broto o Alberto Cubero. Pero también los ediles populares, con Jorge Azcón a la cabeza, que se olvidaron un rato de su drama con el voto útil y con el tirón de Inés Arrimadas.

El pleno comenzó flojo. Argumentos consabidos a propósito de la aprobación definitiva de las ordenanzas fiscales o rifirrafes de poca monta con Fernando Rivarés como protagonista. Solo levantó el ánimo el concejal Alberto Cubero, que intervino en una moción sobre la equiparación salarial de policías y guardias civiles con los agentes autonómicos.

Le puso tanto ardor a su defensa de los derechos de los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que el concejal del PP, José Ignacio Senao, dijo estar "conmovido". Era ironía, claro. "Usted que ha asistido a manifestaciones diciendo que vergüenza le daría ser policía o guardia civil. Es vergonzoso, señor alcalde", protestó. Después llegó la discusión sobre los delitos de odio, a propósito del asesinato de Víctor Laínez, y la tensión se podía masticar.

Pero ya se sabe que tras la tempestad viene la calma y el alcalde, que ayer no dijo una palabra más alta que otra, cerró la última sesión del año con una invitación a todos los presentes a una copa y un pequeño aperitivo. "Todos los que han aguantado hasta el final el último pleno del año también pueden venir", dijo dirigiéndose a unos asientos del público apenas ocupados por algún periodista y algún asesor. Con una copa de cava (aragonés) en la mano, Santisteve deseó felices fiestas a todos y, entre besos y abrazos, algunos se despidieron ya hasta el año que viene que, por su carácter preelectoral, se antoja (aún más) movidito.

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