Santisteve intenta llamar a la calma y acaba provocando un incendio

El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, ha acusado este jueves al portavoz del PP, Jorge Azcón, de ser “el agitador de la ultraderecha de la ciudad”. Ha añadido que el líder del PP “miente y señala”, y que su modo de actuar después ha acabado con “grupos ultras” acosando a representantes políticos y a distintas organizaciones.

Santisteve ha querido, supuestamente, mandar un mensaje de calma antes del pleno de este viernes, en el que se van a tratar los delitos de odio y en el que, presumiblemente, saldrán a la palestra las últimas polémicas surgidas tras el asesinato de Víctor Laínez y del triple crimen de Andorra.

Sin embargo, el alcalde ha acabado atacando con dureza a Azcón, a quien ha reprochado sus palabras sobre la decisión del gobierno de estudiar las inmatriculaciones de la Iglesia, sobre la reunión de cargos electos en el pabellón Siglo XXI para hablar del referéndum en Cataluña, sobre la entrega de la Medalla de Oro de la ciudad a Barcelona y Cambrils y sobre las cuatro citadas muertes violentas en Zaragoza y Aragón.

“La presencia del señor Azcón fue clave, mintiendo y señalando a este alcalde para que luego la ultraderecha acosara”, ha dicho Santisteve, por ejemplo, sobre la polémica de las banderas del Siglo XXI. Algo parecido ha señalado sobre la actuación del portavoz popular tras las recientes asesinatos de la Magdalena y de Andorra: “(Jorge Azcón) puso en una diana a una serie de personas para que la ultraderecha acosara y generara una situación de grave incertidumbre para los ciudadanos”.

“Me preocupa si va a seguir usando la mentira como herramienta política, si va a seguir siendo agitador de la ultraderecha de esta ciudad, o va a cuestionarse esas formas de hacer política y va a evitar que se perturbe la buena vida y la paz interior de esta ciudad”, ha abundado Santisteve.

El alcalde de la ciudad también ha mostrado su preocupación por el crecimiento de la ultraderecha en lugares como Austria o por la figura de Donald Trump, y ha advertido de que el problema es también local. Cuando hablaba sobre el modo de hacer política de Azcón, ha afirmado que “no se puede degradar moralmente al adversario, convertirlo en enemigo a exterminar y de hacerlo desaparecer, vamos a decir, del escenario político”.