La Policía vincula las cartas bomba a Generali con los anarquistas que atentaron contra el Pilar

La investigación está muy avanzada y se confía en una inminente resolución del caso. Los autores han reivindicado los envíos y dicen que el explosivo solo buscaba causar daños materiales.

El primer aviso de carta bomba se comunicó el 13 de noviembre a mediodía desde el consulado de Italia en Zaragoza.
La Policía vincula las cartas bomba a Generali con los anarquistas que atentaron contra el Pilar
José Miguel Marco

La Policía de Zaragoza cree que el reciente envío de cinco paquetes sospechosos –dos de ellos con pequeñas cantidades de explosivo y metralla– a sucursales de la compañía aseguradora Generali y a la Cámara de Comercio de Italia en la capital aragonesa está relacionado con los grupos responsables del atentado con bomba en el Pilar ocurrido en octubre de 2013, por el que fueron condenados dos anarquistas de nacionalidad chilena a cuatro años y medio de prisión.

Desde el primer momento, la investigación dio más credibilidad a la vía anarquista y ahora, según ha podido saber este diario, se da prácticamente por seguro que los remitentes de dichos paquetes están vinculados con los mismos grupúsculos a los que pertenecían los terroristas que actuaron en la basílica. De hecho, parece que en breve podría darse el caso por resuelto con alguna detención. El atentado fue reivindicado entonces por el llamado Comando Insurreccionalista Mateo Morral, integrado en los Grupos Anarquistas Coordinados (GAC), equivalentes en España de la Federación Anarquista Informal/Frente Revolucionario Internacional (FAI/FRI).

Los responsables de las cartas bomba recibidas los días 13 y 14 de noviembre han reivindicado al fin su acción a través de un comunicado enviado a El Periódico de Aragón, pero la Jefatura Superior de Policía ha preferido no revelar todavía su identidad para no entorpecer las pesquisas.

Al margen del contenido, algunas de las palabras y expresiones utilizadas en el comunicado reivindicativo de los paquetes bomba enviados a Generali confirmaría también que sus autores son de origen suramericano: posiblemente, chilenos. Con esta línea de investigación, se desbaratan otras hipótesis que también se habían barajado, como la autoría de un ex empleado o cliente descontento con la actuación de la aseguradora. Además, el primero de los envíos tuvo como destinataria la Cámara de Comercio italiana en la capital aragonesa (CAE), ubicada en el número 5 de la calle de Josefa de Amar y Borbón.

Los dos anarquistas condenados por el atentado del Pilar son los chilenos Francisco Javier Solar Domínguez, ‘Cariñoso’, y Mónica Andrea Caballero, ‘Moniquita’. En el momento de su detención fueron arrestados junto con la italiana Valeria Giacomoni, la persona que trajo a España a Mónica Caballero.

Aunque inicialmente fueron condenados por la Audiencia Nacional a penas de 12 años por sendos delitos de lesiones (resultó herida una mujer de Zaragoza que se encontraba en el templo cuando estalló el artefacto en los bancos) y daños terroristas, en diciembre del año pasado el Tribunal Supremo rebajó la pena a cuatro años y medio. El Alto Tribunal estimó su recurso, al entender que solo debían recibir pena de prisión por uno de los delitos, ya que cometieron una sola acción delictiva, aunque con varios efectos.

Solar argumentó que su intención era detonar un explosivo casero para atentar contra un símbolo eclesiástico pero sin causar lesiones, como demuestra el hecho de que no incluyeran metralla en el artefacto y lo detonaran a la hora del cierre tras haber avisado de su colocación. El Supremo aceptó esta interpretación, apreciando la intención de cometer una sola acción delictiva, pero dado que el delito de lesiones terroristas es el más grave de los dos, los condenó por este a cuatro años y medio de prisión.

En su sentencia, los magistrados también redujeron la indemnización que debían pagar a la basílica de 182.600 a 143.317,8 euros al entender que durante el juicio no se probó el valor histórico y cultural de los bienes dañados.

Los hechos juzgados se remontan al 2 de octubre de 2013, cuando esta pareja de chilenos afincados en Barcelona se desplazaron hasta Zaragoza para colocar un explosivo casero, compuesto de una bombona de gas butano y dos kilos de pólvora, en la basílica del Pilar. La detonación provocó una incapacidad permanente del 25% a una mujer que visitaba la basílica. Sepúlveda y Solar Domínguez ya fueron juzgados en su país por un ataque similar en una iglesia de Santiago de Chile en 2009, pero fueron absueltos por un error procedimental.

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