El KicoNico de Daniela estaba viendo mundo

El peluche que la niña creyó haber perdido en Zaragoza ha vuelto a casa... tras pasar por la playa, la montaña y el taller.

Imágenes que Imaginarium hizo llegar a Daniela de su KicoNico por el mundo
Las vacaciones del KicoNico de Daniela

Hace casi tres meses Daniela, una niña zaragozana de cinco años, y su madre, Susana Marco, lloraban desconsoladas la pérdida de Kico, un ratón rosa de peluche que había acompañado a Daniela desde el mismo día en que nació.

La niña dormía con Kico cada noche hasta que, el pasado 31 de agosto, se lo llevó de excursión al supermercado y lo perdió por el camino.

Madre e hija empezaron entonces una campaña para tratar de recuperarlo. Pegaron un cartel en la parada de autobús en la que creían haberlo perdido y alguien le hizo una foto, lo subió a las redes sociales y la búsqueda de Kico se viralizó.

Lo último que se sabía hasta ahora de aquella historia es que la madre de otra niña de Zaragoza les regaló el KicoNico que su hija Ángela ya no usaba. Sin embargo, según contó entonces Susana, Daniela notó la diferencia y detectó desde un principio que ese no era su fiel amigo Kico.

Vuelta a casa

Pues bien, la anécdota llegó a oídos de la empresa que comercializa a KicoNico y sus responsables decidieron no quedarse al margen. Ese ratón feucho, de orejas desiguales y costuras a la vista es todo un símbolo de la casa Imaginarium tanto por su volumen de ventas como por los valores que representa, así que el propio Director de Operaciones (CEFO) de la compañía, Félix Alejandro Tena, quiso asegurarse de que la historia de Daniela tuviera un final feliz y no paró hasta 'encontrar' a Kico.

La búsqueda dio resultados y al poco tiempo Susana y Daniela recibieron en casa la visita sorpresa de Tena, que se presentó en su puerta con un paquete y una carta. En la carta, Kico le explicaba a su amiga que, cuando se encontró perdido en aquella parada de autobús, echó a andar y vio tantas cosas maravillosas que despertaron su interés que acabaron entrándole ganas de viajar para conocer más mundo todavía.

Tal y como ocurre con un gnomo de jardín en la película francesa Amélie (2001), la carta le llegó a Daniela acompañada de varias 'fotografías' de KicoNico en distintos lugares: en la playa, en el Pirineo y junto a nuevos amigos: "¡Ha sido una pasada!", resume el ratón a la niña.

En el interior del paquete había un KicoNico reluciente y por eso, en la misiva, el peluche avisa a Daniela de que, cuando decidió volver porque la echaba "muchísimo" de menos, se dio cuenta de que estaba muy sucio y quiso pasar por 'la máquina de limpieza' de Imaginarium para remendarse y quitarse el barro acumulado en tantas aventuras. Por eso, le advierte de que, aunque parezca otro, en el fondo sigue siendo el mismo al que ella le confiaba "todos sus secretos" y le daba "miles de achuchones".

Desde entonces, Daniela vuelve a dormir con Kico convencida de que es el peluche con el que lo ha hecho todos estos años. Ni la madre de la niña ni la empresa de juguetes hicieron público el final de la historia, pero un amigo de Susana se ha enterado y lo ha compartido en las redes sociales como un ejemplo de "genialidad, delicadeza, sensibilidad y espíritu creativo de un empresa aragonesa".


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