Piden a un juez que no expulse a un albino a África por el riesgo de ser asesinado

Alegan que el problema de falta de pigmentación de su piel hacen que sean perseguidos o mutilados y sus miembros usados en prácticas de brujería.

Ali Keita, posa como modelo delate de una canasta de baloncesto.
Ali Keita, posa como modelo delate de una canasta de baloncesto.
A. Hernando

Los jueces de lo Contencioso-administrativo resuelven a diario decenas de recursos contra órdenes de expulsión a extranjeros que han cometido un delito y han sido castigados a penas superiores a un año de cárcel, condenas que acarrean la deportación a sus países de origen. Los argumentos que normalmente escuchan son que los inmigrantes tienen arraigo en España y han creado fuertes vínculos que, según la ley, deben ser valorados antes de decidir su expulsión. Sin embargo, el titular del Juzgado de lo Contencioso-administrativo número 3 de Zaragoza tiene ante sí una difícil decisión.

Ali Keita, guineano de 24 años, no solo tiene familia y arraigo en España sino que padece albinismo, un trastorno genético que se traduce en la ausencia de pigmentación en la piel, cabello y ojos y, derivada de la misma alteración, una discapacidad visual del 55%.

Así lo ha expuesto este jueves la letrada Cristina Gracia, de Cabrejas Abogados. Pero, sobre todo, en lo que ha incidido es en el grave problema que supone para los albinos vivir en determinados países de África subsahariana, donde son perseguidos, mutilados o asesinados por determinadas creencias o para ser usados en prácticas de brujería. Al alto riesgo que puede correr su vida se añaden las elevadas posibilidades de contraer cáncer de piel, enfermedad que provoca la muerte a edad temprana de miles de albinos en África.

Ali Keita se encuentra en estos momentos cumpliendo en Zuera una condena de tres años y medio de prisión y otra de dos años por dos delitos de robo con intimidación que cometió la misma noche, cuando abordó a dos jóvenes con una pistola simulada y les arrebató los teléfonos móviles y unos 25 euros. Tras conocer la sentencia, la Subdelegación del Gobierno en Zaragoza acordó su expulsión del territorio nacional por un periodo de 7 años.

La abogada ha planteado al juez que toda la familia directa de Keita reside en Zaragoza, entre ella sus padres y siete hermanos. Ali llegó a la capital aragonesa en 2002 y ha estudiado Primaria en dos colegios públicos y ESO en el instituto María Moliner, ha trabajado en una tienda de música y electrónica y de modelo. Vive con sus progenitores y sus cuatro hermanos pequeños, de entre 4 y 13 años. El más pequeño tiene un problema de hidrocefalia y es Ali quien lo acompaña a un programa de atención temprana a la Fundación Down. Ha añadido que en Guinea ya no le quedan familiares, salvo una hermana de su padre que vive en un pueblo. Por todo ello, ha pedido que no sea expulsado, solicitud a la que se ha opuesto el abogado de la administración alegando que su situación no difiere de la de muchos otros extranjeros en España y que el delito que cometió es muy grave.

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