El detenido por quemar la casa de su ex, condenado por pegarle un cabezazo 6 días antes

El presunto incendiario, que está en prisión preventiva desde que provocó el fuego el pasado mes de agosto, ha sido sentenciado a ocho meses de cárcel

La Policía Científica investigó el incendio ocurrido en el piso de la calle Francisco Izquierdo Molins.
La Policía Científica investigó el incendio ocurrido en el piso de la calle Francisco Izquierdo Molins.
Toni Galán

Manuel O. L., el vecino de Torrero que en la madrugada del pasado 22 de agosto quemó presuntamente la casa de su expareja cuando dormía con sus dos hijos pequeños y su actual compañero, ha sido condenado a ocho meses de prisión por unas lesiones que causó a la mujer seis días antes del incendio. La juez le prohíbe acercarse a ella a menos de 200 metros durante dos años.

Manuel O. L., de 37 años, fue juzgado el pasado 28 de septiembre por pegar a Tamara V. T. un cabezazo en la frente tras insultarla en un bar de la calle de Pablo Parellada. La magistrada considera probado que el 16 de agosto coincidieron en la terraza del local y, ante los insultos obscenos del acusado, la mujer decidió meterse dentro del bar. Manuel O. L. la siguió y primero le dio un empujón y luego un cabezazo en la frente. El golpe le causó lesiones de las que tardó ocho días en curar.

A pesar de que en el juicio el acusado negó todo y dijo que la mujer era «propensa» a denunciar, la juez no ha creído ni una sola de sus palabras, ni tampoco al amigo que declaró como testigo. Por el contrario, explica en su sentencia que los hechos sucedieron tal y como contó la víctima en un relato «coherente» y «sin contradicciones» en lo esencial que, además, fue corroborado por una testigo, amiga de la denunciante.

Recoge que Manuel O. L., con «evidente ánimo exculpatorio», dijo que fue su expareja quien lo «provocó» reclamándole un dinero que le debía y que en ningún momento la agredió ni tuvo que ser sacado del bar por nadie.

«Ante tal versión de los hechos –señala la sentencia–, olvida el acusado que Tamara V. T. presentaba en la frente una lesión perfectamente compatible con el cabezazo que ella refiere haber recibido, tal y como consta en el parte médico de urgencias extendido poco después (...)».

Relato «curioso»

El fallo judicial alude de muy diferente manera a los testigos. Mientras califica de «sólido» y «persistente» el relato de la amiga de Tamara V., considera por lo menos «curiosa» la vertida por el amigo de Manuel O. L. y repasa todas las contradicciones que tuvo su testimonio, incluso con las del propio acusado.

La juez afirma que el acusado también «olvida» que, según él, Tamara V. le montó un alboroto en el bar porque él le debía un dinero a ella y se lo reclamaba. Sin embargo, la mujer renunció a cualquier compensación económica que pudiera corresponderle por las lesiones. «Por lo que es evidente que no busca un beneficio económico –dice la sentencia– y que su interés en la causa no va más allá de contar la verdad de lo ocurrido y que lo único que quiere es que no se le acerque a ella ni a sus hijos».

El hombre también estaba acusado de proferir expresiones injuriosas contra la mujer, tanto verbalmente el día de los hechos, como a través de Whatsapp desde que cortaron la relación en julio. Respecto a las primeras, la magistrada entiende que no tiene duda de que las pronunciara, pero esas manifestaciones quedan incluidas dentro del delito de lesiones. En cuanto a las segundas, plantea que a pesar de lo fácil que hubiera sido aportar a la causa los mencionados mensajes, no se hizo y, por lo tanto, ante su ausencia, no las da por probadas y lo absuelve de esas injurias.

Manuel O. L. fue detenido dos días después de causar presuntamente el incendio que arrasó la vivienda de su expareja, en la calle de Francisco Izquierdo Molins. Tamara V., sus dos hijos y su actual compañero resultaron lesionados a causa del fuego. El más pequeño fue rescatado in extremis por un policía local que lo sacó de debajo de la cama donde se había escondido asustado. Además, otras 14 personas (seis agentes y ocho vecinos) fueron asistidos por inhalación de humo.

Cuando la Policía analizó el teléfono de Manuel O. L. descubrió una serie de watsapps que había enviado a varias personas en las que reconocía que había sido el autor del incendio. «La he quemado viva», «la he liado gorda», «le he echado bolas de petroball» (arrancadores de fuego) o «lo planeé bien» eran algunos de ellos.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión