El cementerio de Torrero ha conseguido recuperar casi 3.000 nichos que estaban abandonados u olvidados con el objetivo de poder reutilizarlos. El Ayuntamiento de Zaragoza inició en 2010 una campaña para exhumar cadáveres de este tipo de sepulturas, siempre que sus titulares lleven años sin renovar la concesión y tras esperar un plazo prudencial de tiempo para ver si acaban pagando la tasa municipal. Desde entonces, se han conseguido liberar casi 3.000 nichos, que se ponen a disposición de los nuevos interesados. Así se evita tener que construir nuevas manzanas de sepulturas, lo que permite reducir el gasto de dinero público y que el camposanto no agote el escaso espacio que tiene disponible.

Cuando se inició este programa, el Consistorio estimó que había alrededor de 10.000 nichos que no estaban al día en el abono de las tasas. En algunos casos era por el impago de sus titulares, a los que se requirió que renovaran la concesión. En otros, la deuda respondía a un abandono real de la sepultura. Así, se inició una campaña de notificaciones para ver si estas personas tenían la intención de conservar el nicho. «Se hace sin prisas, son expedientes que se miman para evitar situaciones desagradables», cuenta José Abadía, vicegerente de Urbanismo del Consistorio.

Antes de tomar medidas, se hacen varios requerimientos, se colocan pegatinas de aviso en las lápidas y hasta se controla si se han puesto flores o acumulan polvo. Si, finalmente, los propietarios no aparecen o renuncian expresamente a mantener la concesión, el nicho se vacía -los cuerpos se exhuman y van generalmente a la fosa común- y entra en el listado de espacios libres.

Actualmente, gracias a esta política, hay 3.289 nichos disponibles en el cementerio de Torrero. Como la demanda anual es de unos 1.200 o 1.400 al año, el Ayuntamiento cuenta con un ‘colchón’ de dos años con espacios de este tipo garantizados. Además, los gestores del camposanto tienen localizados otros 6.000 nichos cuyos propietarios no pagan las tasas, con lo que se puede seguir ‘tirando’ de esta reserva en caso de que sea necesario. Si no hubiera más remedio, el Ayuntamiento construiría nuevas manzanas, ya que aún hay algo de espacio disponible.

Incinerar, la primera opción

En total, el cementerio de Torrero tiene alrededor de 150.000 unidades de enterramiento, con unos 400.000 restos humanos en su interior. Desde hace exactamente diez años, las incineraciones superan a los enterramientos. Fue en 2007 cuando se cambió la tendencia, ya que hasta entonces las inhumaciones eran lo más habitual. Los registros del Ayuntamiento hablan de que, por ejemplo, en 1980 el 99,62% de los restos que entraban en el cementerio eran enterramientos. Ese año solo hubo 15 incineraciones.

Desde entonces, el número de cremaciones ha ido creciendo poco a poco, en torno a un 3% anual. En 1991 ya superaban el 10%, en 1995 suponían el 20% y, con la entrada del siglo XXI, llegaron al tercio de las operaciones del cementerio.

En 2016, en el camposanto zaragozano hubo 2.857 incineraciones y 2.572 inhumaciones. Este año, la tendencia también se mantiene en torno al 55% de cremaciones. Y eso que su número ha caído notablemente en Torrero desde 2014, cuando entró en funcionamiento el tanatorio de Servisa, junto al Cuarto Cinturón, que también hace incineraciones.

Además, en el cementerio de Torrero se hacen otras muchas gestiones. Solo este año, ya se han ejecutado 8.800 de todo tipo. Los funcionarios municipales hacen traslados de restos, exhumaciones a la fosa común y tramitan todos los permisos y concesiones, con lo que ello conlleva de cobro de tasas, avisos y renuncias o cambios en la titularidad.