Gradas de quita y pon y escenarios ambulantes, cinco años de cambios en las fiestas

En los últimos años, las Fiestas del Pilar han vivido una trasnformación radical en algunos actos y escenarios.

Las gradas para ver la Ofrenda se fueron como llegaron, sin pena ni gloria
Las gradas para ver la Ofrenda se fueron como llegaron, sin pena ni gloria
M. T.

Nadie se creería que estamos en las Fiestas del Pilar si en el paseo de la Independencia no sonasen de fondo las flautas de madera o si no hubiese aglomeraciones en la calle Alfonso. Son cosas que asumimos como propias de estas fechas y quizás, las únicas que no cambian con el paso de los años.

Basta con echar la vista atrás unos cuantos años para comprobarlo. En el último lustro las Fiestas del Pilar han vivido una transformación radical que ha afectado, tanto a la ubicación de los escenarios más importantes, como a los actos más característicos.

Empecemos por la Ofrenda de Flores, el acto central y más multitudinario. El año 2012 cogió por sorpresa a los floristas cuando el gobierno municipal anunció, a falta de unas semanas para las Fiestas, que el manto de la Virgen (el pequeño) se compondría solo de flores de color rojo. Susto y polémica. Las flores blancas ya estaban crecidas y encargadas y la noticia no sentó nada bien al gremio de las flores. Ante la polémica, el Ayuntamiento decidió que a partir de entonces el color del manto alternaría entre el rojo y el blanco. Este jueves toca sacar de nuevo los claveles y gladiolos rojos.

En 2013 llegó la famosa escalera hasta la patrona. “La máxima novedad de las últimas décadas”, se dijo. Duró tres años. El año pasado ya se descartó la idea y los zaragozanos perdieron la posibilidad de subir a lo alto del manto para fotografiarse junto a la Patrona y ver de cerca la Cruz de Lorena. Tampoco habrá ya gradas. Un invento de pago que se habilitó en 2014 para ver la ofrenda sentado. La iniciativa no cuajó y al año siguiente ya se había descartado.

Espacios gastronómicos

Las casas regionales no llegaron a la plaza Aragón hasta el año 2012. Tras años en Fernando el Católico el Consistorio las desterró a Valdespartera en 2011 y la cosa no sentó nada bien a la asociación de casas regionales. Ese año reportaron pérdidas de afluencia de hasta el 50% y pelearon por volver al centro. Ahí siguen. Excepto, esta vez, la casa de Cataluña, que ha tenido problemas con los proveedores y faltará a la tradicional cita.

No es el único espacio gastronómico que ha sufrido idas y venidas. Lo que se conocía como Carpa del Ternasco se ha reinventado por completo. Tras años en la calle Moret, junto a la plaza de los sitios, se mudó en 2015 al parque de Macanaz. Ese año ganó espacio y amplió la oferta pero quizás el cambio de este año sea todavía más significativo. El Grupo Pastores no se presentó al concurso para su gestión y otra empresa (eventos Quinín) se ha hecho cargo de una instalación que ha pasado a llamarse Carpa Aragón. Ahora ofrece una gran zona con mesas y bancos de madera, una amplia oferta gastronómica con productos de la región (no solo ternasco) y un espacio contiguo para disfrutar de pie de los conciertos.

La ribera cobró todavía más protagonismo el año pasado con la aparición del Festival Food Truck en el parque de San Pablo. Tal fue el éxito que este año se repite la experiencia y una veintena de camionetas gastronómicas se han instalado allí de nuevo junto a un escenario y varias barras de bebidas.

Pero también los hosteleros de la ciudad han ganado espacios. El sector llevaba muchos años reivindicando el poder sacar sus barras a la calle para incrementar las ventas durante las fiestas y lo consiguieron en 2013. Desde ese año, cada vez son más los bares que se animan y solicitan la licencia. En esta edición la iniciativa se ha descentralizado y además, los hosteleros locales han podido acceder por primera vez a la gestión de barras instaladas en trece espacios públicos en los que el ayuntamiento ha programado actividades culturales para estas Fiestas.

Grandes escenarios

Los grandes escenarios tampoco se han escapado de los cambios pero el tiempo pasa rápido y parece que las polémicas que genera cada uno se olvidan pronto. Por un lado, el tema del acceso de menores. En 2014 se decidió que se limitaría su acceso a los recintos y el River Sound optó por preparar espacios diferenciados y sin alcohol para ellos. La polémica se zanjó el año pasado, cuando la DGA volvió a autorizar la entrada de menores a las carpas.

Por otro lado, el año 2013 fue en el que Interpeñas terminó ubicándose en el Espacio Z de Valdespartera después de que la empresa Tanricamente ganase el concurso para gestionar las carpas en el parquin norte de la Expo. Allí los peñistas llevaban instalados desde el 2008 pero los hosteleros aragoneses se alzaron en contra y exigieron que la cesión del espacio se hiciese por concurso público. Ganaron la batalla así que, a 21 días de las fiestas de aquel año, los peñistas tuvieron que llegar a un acuerdo in extremis con los gestores del Espacio Z para poder instalarse allí.

En familia… y para jóvenes

Allí en Valdespartera también desembarca el circo. Aquí, lo que ha cambiado son sus protagonistas. Ya no vienen el mítico ‘ligre’ ni los elefantes del Circo Mundial. Desde el 2015, más en consonancia con la filosofía del gobierno municipal actual sobre los espectáculos con animales, viene a la ciudad el Circo Italiano, un concepto más romántico del circo en el que los acróbatas y trapecistas son quienes sorprenden a niños y mayores.

Y entre los nuevos espacios más aclamados de los impulsados por el actual ayuntamiento se encuentran precisamente los destinados a menores. Tanto el infantil Río y Juego en las riberas de Ranillas que vino a sustituir el año pasado al antiguo Parque de los Insectos de Delicias, como el Espacio Joven de la Multiusos, un lugar de encuentro pensado para que los chavales de entre 12 y 17 años disfruten de actividades de ocio alternativo de forma gratuita: juegos, tecnología videojuegos…

Por supuesto no olvidemos al Tragachicos. Que ya nos hemos acostumbrado a ver este escatológico tobogán en distintos puntos de la ciudad pero fue en 2012 cuando reapareció tras décadas de destierro. Ese año se recuperó y colocó en la plaza de España y en 2013 cambió de hogar a la plaza San Bruno. En 2015, el gobierno de ZeC, en su pretensión de descentralizar las fiestas y llevar las actividades a los barrios, lo convirtió en itinerante y desde entonces aparece cada día en un barrio de la ciudad. Este año también se han ido del centro los gigantes y cabezudos para llegar más a los niños de los barrios y descentralizar la fiesta. Que por cierto, en los últimos cinco años se han sumado a la comparsa dos nuevos personajes: el jotero Azutero (2013) y Serafina, la cigarrera del tubo (2015).

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