El jurado concluye que el crimen de Ricla no fue un asesinato sino una imprudencia

Cree que Francisco Canela Grima no quería matar al joven Robert Ricolti cuando forcejeó con él y se le disparó la pistola.

El acusado, Francisco Canela, abraza a su hermana Isabel tras conocer el veredicto del jurado, en presencia de sus abogadas Soraya Laborda y Laura Vela.
El acusado, Francisco Canela, abraza a su hermana Isabel tras conocer el veredicto del jurado, en presencia de sus abogadas Soraya Laborda y Laura Vela.
Oliver Duch

Los nueve miembros del jurado que durante una semana han juzgado al vecino de Ricla Francisco Canela Grima, de 47 años, por causar la muerte de Robert Racolti, de 23, de un disparo en la cabeza han creído totalmente su versión de que el disparo fue accidental. El tribunal popular no solo lo ha declarado autor de un delito de homicidio imprudente sino que entiende que actuó así porque estaba influenciado por el alcohol y las drogas y porque tenía miedo a la víctima. A esto hay que añadir que, en opinión del jurado, el hecho de que saliera a la calle gritando "¡lo he matado! ¡lo he matado!" supone una atenuante de confesión, puesto que de ese modo "colaboró" en el esclarecimiento de los hechos.

Todas estas circunstancias se traducen en que la pena que el magistrado-presidente del jurado, Javier Cantero, impondrá al acusado oscilará entre la máxima de 4 años solicitada por la Fiscalía y la acusación particular y el año de cárcel que han pedido las letradas que han ejercido su defensa. En función de la condena que finalmente decida, Francisco Canela, conocido en Ricla como Curro, podría salir en libertad provisional en muy poco tiempo, ya que lleva en prisión un año y ocho meses, el tiempo transcurrido desde el 10 de enero de 2016, día en que ocurrieron los hechos.

En este caso, a diferencia de otros homicidios, el tribunal popular no tenía que pronunciarse sobre la autoría del disparo, puesto que el propio acusado admitió que aquel día cogió una antigua pistola de su padre y citó a la víctima y a su novia, Verónica Emilia Z., para que se reunieran con él en su bodega. El motivo era hablar de unos dibujos obscenos y, en su opinión, insultantes, que había encontrado en su buzón y cuya autoría atribuía a la joven, de 19 años. Con ella había mantenido una relación de amistad y vecindad hasta que se enteró de que había empezado una relación sentimental con Robert Racolti.

Los jurados han declarado probado que Canela Grima no había tenido nunca contacto ni relación con Racolti pero, por comentarios en el pueblo, consideraba que el joven y su entorno eran peligrosos por su relación con las drogas. De hecho, cuando la pareja quedó con el acusado en su bodega, su intención era quitarle las notas, según el jurado, porque les había anunciado que pensaba denunciar a Verónica Emilia Z- al sentirse amenazado.

Una vez dentro del local, Francisco Canela sacó de su cintura una pistola marca Astra modelo 121 que había pertenecido a su difunto padre disparó un tiro al suelo, con el fin de que los jóvenes se fuesen. Verónica Emilia Z. salió huyendo, pero Robert Racolti se abalanzó sobre él tratando de quitarle la pistola. Fruto del forcejeo, cayeron al suelo y acabaron en el fondo de la bodega “efecuando” Franciso Canela un disparo que alcanzó la cabeza del joven. Todo esto ocurrió a las 21.30 de un domingo, después de que el acusado hubiera estado tomando bebidas alcohólicas de diferente graduación, cocaína y cannabis.

El acusado, tras oír el veredicto, reiteró que siente la muerte del joven. "Es una cruz que llevo dentro y, aunque ahora sienta alegría por lo que ha ocurrido, la tristeza que siento y sentiré por lo ocurrido es veraz". Sus abogadas Soraya Laborda y Laura Vela mostraron su satisfacción por la decisión del tribunal y señalaron que se ha hecho Justicia. "Han acogido las tesis que manteníamos desde el principio y tres de las cuatro atenuantes que solicitábamos. Pedimos al jurado que fueran críticos y lo han sido, y agradecemos su labor", dijeron.  Las letradas pidieron al magistrado presidente la libertad provisional del acusado, algo que se conocerá cuando dicte sentencia.

Tanto la Fiscalía, que inicialmente acusaba de asesinato y amenazas y pedía 19 años y medio de prisión, como la acusación particular, a cargo de Cristian Adrián Ángel y Mariano Montesinos, que la elevaban a 25 años, anunciaron que recurrirán el fallo. 

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