El peligroso clan zaragozano de los Sánchez Piquero reaparece en Burgos y La Rioja

La Guardia Civil ha vuelto a detener esta semana a los hermanos Luis y José Sánchez, sobre los que pesa un largo historial delictivo que incluye numerosos atracos a bancos y varias muertes.

La Guardia Civil ha vuelto a detener a los hermanos Luis y José Sánchez Piquero, integrantes de un peligroso clan familiar afincado en Zaragoza que arrastra más de una decena de asaltos -sobre todo de bancos- y varias muertes. Los delincuentes, de 44 y 60 años, respectivamente, declararon ayer en el juzgado de guardia de la capital aragonesa por una serie de delitos cometidos en La Rioja y Burgos.

Según ha podido saber HERALDO, se trataría de más robos y asaltos, pero como las diligencias han sido declaradas secretas y las pesquisas continúan abiertas la Benemérita todavía no ha precisado los hechos que ahora se les atribuyen. En cualquier caso, el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza decretó anoche el ingreso en prisión provisional de Luis Sánchez Piquero. En cuanto a su hermano José,  tras tomarle declaración, el magistrado decidió dejarlo en libertad con cargos.

La última vez que se supo del peligroso clan de los Sánchez Piquero fue en noviembre del año pasado, cuando los ahora detenidos y su también hermano Pablo fueron apresados por otros nueve atracos. De hecho, la Policía los detuvo cuando se disponían a perpetrar el noveno golpe en una entidad bancaria de la localidad albaceteña de Tobarra. Dada la peligrosidad de los delincuentes, que van siempre armados y no dudan en disparar antes de huir, para arrestarlos se contó con el apoyo de la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil.

Las detenciones de ahora y las de hace un año confirman que los Sánchez Piquero, instalados en la capital aragonesa desde los años 80, solo han interrumpido su actividad delictiva en los periodos que han estado en prisión. Su especialidad son los atracos a bancos, pero por lo que siempre se han caracterizado es por su extrema violencia y el desprecio por la vida de los demás.

Buena muestra de ello es el crimen gratuito y sin sentido que cometió en abril de 1994 Antonio Sánchez Piquero en la calle de Bolonia de Zaragoza. La víctima fue Jesús Rubio Alcaire, de 27 años y vecino de Burbáguena (Teruel), que aquella noche tuvo la mala suerte de cruzarse con él. El joven iba con dos amigos y cuando se disponían a cruzar la calle un conductor que pasó por allí les llamó gilipollas. Cuando ellos contestaron que por qué les insultaban, pararon el vehículo y de él se bajaron el conductor y Antonio Sánchez Piquero, quien, tras decirles que si iban de chulos "para chulo él", se echó encima de Jesús Rubio como si lo abrazase y le clavó un cuchillo en el pecho que le partió el corazón. Luego dirigió el arma contra otro de los jóvenes y, aunque le hirió, no lo mató porque lo esquivó.

Cuando la Policía detuvo al asesino en Madrid, este iba con su hermano Luis, que estaba reclamado por haber apuntado con una pistola a un policía local de Zaragoza tras un altercado en un club de la calle Burgos en 1994. En esta ocasión fue el agente quien le disparó cuando le vio sacar el arma. Una única bala le atravesó la mano, el codo y el tórax, pero sobrevivió y fue juzgado por tenencia ilícita de armas y atentado.

José Sánchez Piquero también tiene un sanguinario historial a sus espaldas. Junto a Antonio, estuvo implicado en un homicidio cometido en Navalcarnero en 1981, en el asesinato del director de una sucursal bancaria de Valencia en 1985 y se le involucró en el de la policía municipal Carmen Muñoz García, de 62 años, cometido en el distrito madrileño de Usera de 2012 tras atracar una oficina de correos.

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