Que los parques y jardines de Zaragoza deben mejorar su aspecto es algo que ni el propio Ayuntamiento niega. Con la Expo de 2008 se multiplicaron los metros cuadrados de zonas verdes que han de cuidarse –se sumaron las riberas del Ebro o el corredor de Oliver y Miralbueno– pero también se disparó su falta de mantenimiento. Los problemas se han extendido después a los Pinares de Venecia, Arcosur, el entorno del Huerva o el Canal Imperial, a pesar de que la factura anual para el cuidado de los parques asciende a 12,9 millones de euros.

El área de Servicios Públicos encargó el pasado abril un estudio para analizar la eficiencia en la gestión de las zonas verdes consolidadas de la ciudad. Este documento define una serie de claves para mejorar el servicio, tanto en el caso de que en un futuro próximo tuviera que gestionarlo el Ayuntamiento –conocido es que ZEC intentará remunicipalizar el trabajo que ahora hace FCC– como en el caso de que hubiera que hacer los pliegos del nuevo concurso, dado que la contrata expira el próximo 31 de diciembre.

Este estudio recorre toda la ciudad, barrio por barrio, y aunque no analiza los grandes parques (no evalúa ni el del Tío Jorge, ni el del Agua, ni el Bruil, ni el Pignatelli...), sí pone su foco de atención en pequeñas zonas ajardinadas y en el arbolado viario de cada distrito. En el Actur, por ejemplo, toma como botones de muestra el parque del Che Guevara, las plazas de los Joteros y de la Poesía, y la calles de Luis Cernuda y Segundo de Chomón. En el Casco, por citar otro distrito, se centra en el parque de Villafeliche, las plazas de Tenerías y la Magdalena y la calle de Alonso V.

El informe del ingeniero técnico agrícola Tomás Rodrigo y del biólogo y paisajista Juan Castrillo evalúa de forma muy pormenorizada , a lo largo de un centenar de páginas, ocho aspectos de cada zona verde: el arbolado, los arbustos y setos, las flores de temporada, el césped y las praderas, el mobiliario urbano, los juegos infantiles, la limpieza y la cartelería.

Deja fuera, eso sí, el estado de los monumentos en los parques (que acostumbra a ser objeto de los vándalos como sucede en el parque Grande con el quiosco de la música o con la estatua de Neptuno) y se echa en falta también unas líneas sobre las fuentes y láminas de agua que decoran algunos de los jardines urbanos.

Tocones por doquier

El gran inconveniente de las zonas verdes de la ciudad es el elevadísimo número de alcorques vacíos y los troncos cortados a ras de suelo que no se han ido reponiendo en los últimos años. Según los datos que maneja el Ayuntamiento, en la ciudad actualmente hay unos 8.500 ejemplos de lo que denomina ‘posiciones arboladas vacías’: alcorques que se han quedado sin árbol en las aceras, pero también de los ejemplares de los parques que se han tenido que retirar –por tormentas, obras, mal estado de los árboles...– y que aún no se han repuesto.

Según las contratas vigentes, FCC debería plantar anualmente 600 unidades en alcorques y 300 en parques, mientras que Umbela (encargada de la margen izquierda) tiene la obligación de restituir 100 unidades en alcorques y 50 en parques.

El estudio concluye que es necesario "complementar las acciones que ya se realizan de reposición de arbolado" y se dice que la partida debería incluir "todos los trabajos de destoconado, plantación y riegos posteriores durante dos años". El informe calcula que la reposición de un árbol de 18 a 20 centímetros de perímetro cuesta unos 189 euros, mientras que el precio de otro de menor envergadura y de hoja caduca es de 90.

También se señala que hay una excesiva presencia de malas hierbas en las bases de los árboles, que especies como el plátano de sombra o el álamo blanco acostumbran a lucir ramas rotas en sus copas y que se detectan muchos cipreses secos –cuando no muertos– en las calles y plazas.

Sobre las praderas, señala el estudio que se acumulan "zonas de césped alto y escaso perfilado", así como agujeros, calvas y "diferentes daños causados por perros". No obstante, lo peor es "la persistencia de los problemas de encharcamiento en viales", que están sin inventariar y deslucen el manto verde.

Precisamente esta semana el concejal Alberto Cubero, responsables de Servicios Públicos, visitó las obras que se están llevando a cabo en el parque del Tío Jorge para renovar el sistema de riego. El Ayuntamiento ha invertido 40.000 euros para sustituir el equipo de bombeo y automatizar las instalaciones, que ahora se podrán controlar vía remota. Cubero no perdió la oportunidad de asegurar que el presupuesto de ZEC es "el primero que invierte en la mejora de parques" porque, según dijo, "desde 2008 no se han atendido debidamente las zonas verdes de la ciudad". El edil cifró en un millón de euros la inversión este año, de los que 250.000 euros van destinados a la compra de materiales (bancos y fuentes), y otros 750.000 para obras y mejoras como las nuevas motobombas del Tío Jorge o del parque de Sedetania.

Herramientas informáticas

La inversión en mobiliario urbano se antoja necesaria, dado que no son pocos los bancos desvencijados que se ven en las calles o que "están en mal estado de pintura", como dice el informe. Fuentes municipales recuerdan que este año se han incorporado 17 asientos en Compromiso de Caspe y que se han sustituido también un centenar de bancos verdes por otros de madera en la traza del tranvía.

En el apartado de inversiones también figura la instalación de áreas de juegos infantiles, respecto a las que el estudio pide una mayor atención porque numerosas "superficies de caucho presentan levantamientos o roturas".

Otro de los trabajos necesarios para mejorar la gestión es "la elaboración de un inventario y un ‘software’". Así, se podrían "dimensionar los equipos y justificar los rendimientos para establecer plazos y hacer las tareas lo antes posible", se lee en el documento, que sugiere aplicaciones informática para agilizar las labores.

Planes directores

La mejora de los espacios verdes ha sido este año también una de las propuestas más recurrentes de los presupuestos participativos y las entidades vecinales consideran que los grandes parques mejorarían su aspecto y mantenimiento si contaran con planes directores. De momento, el único existente es el del parque Grande, que se aprobó en 2009 y que conlleva que –supuestamente– cada semestre se reúna una subcomisión compuesta de vecinos y técnicos municipales para dar cuenta de las necesidades y las inversiones realizadas. Tras años de promesas y borradores, el plan director del Tío Jorge ya está elaborado (solo falta su aprobación por el pleno) y los que se ocupen de Torrerramona o el Pignatelli podrían ser los siguientes.

Por último, y para acabar con buen sabor de boca, hay que citar que el parque del Oliver ha obtenido más de un reconocimiento y que el del Agua se cansa de acumular premios. El más prestigioso, el galardón internacional Green Flag Award, que aplaude parámetros como los accesos, la jardinería, la seguridad o el medio ambiente. El único pero en este caso es que su oferta de ocio ha disminuido este año con las renuncias a la gestión del Wake Park y del Canal de Aguas Bravas.