“Ni me di cuenta de que las dos hermanas eran discapacitadas ni abusé sexualmente de ellas”
El fiscal pide 25 años de cárcel para un hombre al que acusa de violaciones y tocamientos continuados a dos menores.
Los abusos sexuales continuados a los que supuestamente sometió a dos hermanas, menores de edad y discapacitadas, podrían costar a J. J. L. hasta 25 años de prisión. Porque esa es la pena que tanto la Fiscalía como la familia de las chicas, de 12 y 17 años, solicitaron ayer para este hombre durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial. El presunto agresor, que era como un tío para las niñas, niega los cargos. "Ni me di cuenta de que eran discapacitadas ni abusé sexualmente de ellas", dijo. Pero lo cierto es que el testimonio de los profesionales que vieron a las hermanas educadores, psicólogos, forenses y especialistas en exploración de menores de la Guardia Civil apunta a que él sería el responsable de las "cosas feas" que así las llaman ellas que padecieron.
Por años de cárcel, la condena que las acusaciones proponen para el procesado es equiparable a la de un asesinato. De ahí que el tribunal de la Sección Tercera pusiera ayer especial atención a las declaraciones de todos los comparecientes. En el caso de las víctimas, dada su importante discapacidad de un 72% en la menor y de un 50%, en el caso de su hermana, se optó por reproducir la grabación de sus últimas entrevistas con la psicóloga de la Guardia Civil.
Pese a las dificultades que entraña interrogar a unas niñas así, a las que hay que evitar causar un mayor daño (en esta información no se facilita el nombre completo del acusado ni el lugar donde ocurrieron los abusos para protegerlas), los especialistas lograron que revelaran hechos concretos y creíbles. Por ejemplo, que el hombre que se sentó en el banquillo aprovechaba cada momento en que se quedaba solo con ellas para manosearlas, llegando a penetrarlas en varias ocasiones. Las niñas no pudieron precisar cuántas, pero la mayor dijo que, en su caso, al menos "5 o 6 veces".
El hecho de ser abandonadas por su padres obligó a los Servicios Sociales a buscar un hogar para las hermanas, cuya custodia se otorgó finalmente a una tía. "Llevan conmigo nueve años y son como mis hijas. Han estado siempre muy protegidas", declaró esta mujer. "Enterarme de esto fue para mí un mazazo, pesaba 90 kilos y me quedé en 45. ¿Pero cómo iba a sospechar yo de este hombre, que era como un hermano para nosotros?", se preguntó la tía.
Los forenses explicaron que ambas niñas tenían signos de haber mantenido relaciones sexuales, pero en ningún caso con violencia, dado que el retraso de ambas las hacía especialmente vulnerables y manipulables. Esto no impidió que las chicas dijeran siempre a su tío que aquello no les gustaba.