"Ahora estoy feliz junto a mi niña, cuando nació en el coche no tuve tiempo ni de pensar"

Una turiasonense de 31 años da a luz a su primera hija en su vehículo a 16 kilómetros de llegar al hospital de Tudela.

Alba nació en el coche y en plena carretera. Fueron su tío y su abuela materna quienes tuvieron que asistir a su madre, Laura, una turiasonense de 31 años, cuando las contracciones comenzaron a ser muy seguidas y no había forma de parar el parto. Ocurrió la madrugada de ayer, cuando esta familia de Tarazona se dirigía al hospital Reina Sofía de Tudela y tuvo que detenerse a la entrada de la localidad navarra de Monteagudo (N-121C), cuando les faltaban poco más de 16 kilómetros para llegar al centro sanitario.

Tanto la madre como su bebé, que pesó dos kilos y medio, ambos en perfecto estado, se recuperaban ayer en el hospital tudelano Reina Sofía. "Ahora estoy feliz junto a mi niña, poco a poco me voy recuperando del susto que nos dimos. Cuando nació en el coche no tuve tiempo ni de pensar. Veía a mi madre nerviosa a mi lado y todo fue muy rápido", contaba Laura por teléfono desde la habitación del centro sanitario. Espera que en un par de días le den el alta y poder regresa a su hogar en Tarazona.

Esta madre primeriza empezó a sentir calambres la noche del miércoles, "pero al principio no pensé que iba a ponerme de parto, porque se ha adelantado un mes, ni me lo imaginaba". Cuando se dio cuenta de que su hija tenía prisa por llegar a este mundo, la familia tomó la decisión de emprender camino hacia Tudela, "porque al Miguel Servet de Zaragoza tenía muy claro que tal como estaban las cosas no íbamos a llegar".

"Todo fue muy rápido"

No llevaban ni un cuarto de hora de viaje cuando tuvieron que parar muy cerca a la entrada de la localidad de Monteagudo. "Todo fue muy rápido ­–repite Laura todavía bajo la impresión de esta “aventura­”–. Salimos de Tarazona a la una menos cuarto de la madrugada y a la una y cinco ya había nacido".

Su hermano, que conducía el vehículo, dio aviso al SOS Navarro explicando que el parto era inminente. Cuando llegó la policía foral, junto a un médico y una enfermera, fueron recibidos por los llantos de la criatura. La madre y el hermano de la parturienta ejercieron de matrones y la abuela hizo un nudo con una cinta en el cordón umbilical de la pequeña.

"Ahora estoy feliz, pero nunca pensé que me podía ocurrir algo así. Todos estamos muy agradecidos de la rapidez con que llegaron y el apoyo que hemos recibido", concluye Laura, que ayer por la mañana esperaba que el padre pudiera conocer a la pequeña Alba, que justo estos días se encontraba de viaje por motivos de trabajo.

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