La hora en la que los erizos, las culebras y los murciélagos se pasean por Zaragoza

En las últimas semanas, la aparición de dos serpientes alarmó a los viandantes de la capital aragonesa. Pero no es la única especie que se deja ver con la llegada del calor.

Imagen de la culebra
Imagen de la culebra que apareció en los pinares de Venecia.
C. Ivars

En el último mes, dos culebras han provocado la sorpresa de los zaragozanos. La primera de ellas apareció en la céntrica calle de Conde Aranda y en su captura participó la Unidad de Apoyo Policial Operativo (UAPO) de la Policía Local de la capital aragonesa. La segunda, una culebra de escalera, la encontró un viandante que paseaba junto a su perro por los pinares de Venecia. Según informan desde la Unidad Verde del Ayuntamiento de Zaragoza, cada año se producen una veintena de avisos por culebras en la ciudad. Los reptiles protagonizan algunos de los avistamientos más comunes en esta época del año y que más alerta generan. A pesar de su leyenda y tamaño -algunos pueden llegar a medir hasta dos metros-, se trata, generalmente, de ejemplares inofensivos para los seres humanos.

Pero no solo las culebras se asoman con el calor por Zaragoza, también las hormigas, las moscas y los mosquitos colonizan las calles y ocupan las viviendas, como lo hacen las abejas y las avispas, que acaparan el mayor número de incidencias, según informan los Bomberos de la capital aragonesa. "El nivel de urgencia se incrementa si el panal se encuentra en un lugar público, con afluencia de niños o muy transitado", explican.

Vida natural dentro de la urbe

"Siempre ha existido vida silvestre en la ciudad, lo que ha ido creciendo es la sensibilidad de los ciudadanos por ayudarlos", cuentan los agentes medioambientales de la capital aragonesa. El año pasado, la Unidad Verde atendió llamadas por la aparición de ejemplares de hasta 75 especies diferentes.

Entre las más habituales en esta época del año están los erizos -que suelen encontrarse en zonas de huertos o parques-, las ánades reales, los cernícalos, las golondrinas o los vencejos, que anidan en las oquedades de los edificios. "En primavera nacen los pollitos y ahora es cuando las aves comienzan a salir del nido", indican. "La política de infraestructura verde intenta que los territorios donde se encuentran estas especies no sean pequeñas islas protegidas y que convivan con la ciudad".

Una de las dificultades que plantea esta nueva filosofía es el miedo que estos animales provocan en algunos vecinos. "A la gente le asustan los murciélagos aunque sean totalmente inofensivos", concluyen los agentes medioambientales.

Cómo actuar

En caso de avistar algún ejemplar de estas especies, la recomendación, según informan desde la Unidad Verde, es dejarlo donde se encuentre, a no ser que su situación entrañe algún riesgo. Para resolver cualquier duda, este servicio municipal tiene habilitado un número para hacer consultas telefónicas.

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