El medio centenar de mercados detallistas de los barrios acumulan 890 puestos cerrados

ZEC impulsa una estrategia para evitar que las lonjas desaparezcan tras el cierre de 14 en diez años. Instalaciones anticuadas, sin servicios de pago con tarjeta o reparto a domicilio, lastran su atractivo.

El alcalde Santisteve visitó ayer el mercado de San Vicente de Paúl y charló con algunos de los detallistas.
El alcalde Santisteve visitó ayer el mercado de San Vicente de Paúl y charló con algunos de los detallistas.
José Miguel Marco

El censo no hace más que menguar. En Zaragoza hay en la actualidad 45 mercados abiertos cuando hace una década eran 59. Hay quienes aún recuerdan con añoranza el Mercado Navarra o el Torresol, y también quienes cruzan los dedos para que no cierren los de San Antonio o La Jota. Estos son algunos de los que más puestos vacíos tienen siguiendo una tónica habitual de las lonjas zaragozanas: el 52,5% de los puestos detallistas de la ciudad están sin actividad. Se trata de 890 mostradores (de un total de 1.695) que no ofrecen ni pescado, ni menuceles, sino una persiana bajada.

El Ayuntamiento se ha propuesto poner fin a esta sangría y quiere impulsar una ‘estrategia de revitalización’ que hará de los mercados espacios más atractivos para los clientes. El alcalde Pedro Santisteve expresó ayer su deseo de que "Zaragoza vuelva a ser una ciudad de mercados" y explicó que esta apuesta se inserta en la apuesta de Zaragoza en Común por los barrios consolidados, el comercio minorista y los circuitos cortos de comercialización. Reconoció el alcalde que hay trabajo por delante, dado que es difícil "conciliar los horarios de venta al público con los tiempos de compra de los jóvenes" y es necesario impulsar "facilidades como habilitar el pago con tarjeta o abrir líneas de entrega a domicilio".

Mesa de trabajo

El Consistorio presentó ayer un estudio que servirá como as de guía para diseñar un futuro Plan de Mercados. En él se radiografían las lonjas zaragozanas y se lanzan algunas ideas para mejorar la imagen y las instalaciones existentes, si bien no son conclusiones cerradas pues la intención es crear una mesa de trabajo que involucre a los comerciantes, los técnicos, los grupos políticos y –claro– Mercazaragoza, cuyo gerente, Constancio Ibáñez, acudió ayer a la presentación.

Los datos del informe son elocuentes y evidencian el continuo declive de la actividad en los mercados de barrio: de los 22 puestos del mercado de La Jota 20 lucen cerrados, lo mismo pasa en 26 de los 31 del Arrabal, en 80 de los 132 de Gran Vía y, así, en un largo etcétera. "O actuamos o morirán", dijo ayer el concejal de Urbanismo, Pablo Muñoz, que lamentó la reducción de un 22% de puestos en los últimos nueve años. Muñoz aseguró que hay dos modelos en la ciudad que continúan funcionando como son el del Mercado Central, "el buque insignia" a expensas de su reforma, y el de Valdespartera, "que se ha sabido adaptar a los nuevos tiempos". No obstante, Muñoz añadió que esta estrategia abarca "un concepto amplio" y no se circunscribe a las grandes piezas de titularidad pública (los dos citados y el de San Vicente de Paúl) sino que incluye también mercados al aire libre como el rastro, el agroecológico, el de San Bruno o el de la plaza de San Francisco.

Un millón de euros

A este plan se destinarán en torno a un millón de euros procedente de diversas partidas –incluida la de los huertos de Agros que impulsa CHA–, al margen del presupuesto concreto con el que cuenta la reforma del Mercado Central. Muñoz aseguró que las primeras medidas de difusión podrían empezar antes de verano, si bien la mejora en las infraestructuras tendrían que esperar a 2018.

¿Y de qué actuaciones se trataría? Aunque cada una de las 45 lonjas tendría un plan específico, sí que parece conveniente adecentar las fachadas, adecuar las zonas de carga y descarga, mejorar la accesibilidad y la iluminación, dotar a los edificios de puertas automáticas, replantear la situación de los contenedores de basura, acercar algunas paradas de autobús... También habría que "pensar en el relevo generacional de los mercados –dijo Muñoz–, dado que muchos puestos han tenido que cerrar porque los detallistas han alcanzado la edad de la jubilación".

El diagnóstico también hace hincapié en los muchos aspectos que los mercados tienen que mejorar y pone algunos ‘deberes’ a las instalaciones como la necesidad de modernizar sus servicios (digitalizar muchos de sus trámites) o fidelizar a los clientes, acaso, a través de una imagen de marca común. Muñoz habló de crear un "paraguas global" que unifique una red que, consideran, tiene muchas posibilidades y un gran público potencial. Su mayor enemigo son "las grandes superficies de la periferia" que, en palabras de Santisteve, suponen un "quebranto ecológico". El alcalde confía en "invertir la tendencia de consumo en el extrarradio para devolver el dinamismo a los barrios".

El primer edil también pidió la colaboración en este empeño de "otras administraciones", si bien reconoció que el Gobierno de Aragón ya forma parte de Mercazaragoza, que es la piedra angular sobre la que poner en marcha esta "estrategia de revitalización" para conseguir "unas calles vivas, con un amplio abanico de servicios".

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