Zafarrancho vecinal contra las algas en el Ebro

Han llegado a sacar hasta 100 kilos de algas en un día. Los vecinos de Vadorrey llevan ya varias jornadas retirando macrófitos del río. Lo hacen para poder celebrar en condiciones el Día del Ebro, una tradición que se remonta a hace más de 30 años y que conmemorarán este domingo. A su parecer, la situación actual es incomprensible. "Denota falta de atención y cuidado", opinó el secretario de la asociación de vecinos del barrio, Pablo Polo. El problema, en su opinión, es que esto ocurre "año tras año sin que el Ayuntamiento haga nada para evitarlo".

El Consistorio, según fuentes municipales, no se plantea retirar las algas. No en vano, las mismas fuentes instan a los vecinos a presentar una solicitud en próximas ocasiones. Se descarta, en todo caso, que puedan ser sancionados.

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) tampoco actuará, ya que, al no afectar a la calidad de las aguas, no es competencia del organismo. En este caso, una retirada manual no es factible. La eliminación natural, recordaron fuentes de la Confederación, son las crecidas. "Proliferan cuando no hay arrastre", apuntaron.

Aunque los macrófitos no afectan a sus embarcaciones, la imagen deja mucho que desear. Por eso, los vecinos han salido esta semana con sus falúas. "Las sacamos y, ayudados de hoces, que introducimos a un metro y medio de profundidad, vamos retirando las algas. Posteriormente, llamamos a FCC para que se las lleven", explicó ayer Polo.

Esta tarea, que realizan entre tres y cuatro voluntarios, les lleva alrededor de una semana. "No queda otro remedio que seguir saliendo. Al terminar habremos retirado entre 300 y 400 kilos", señaló, al tiempo que aseguró que se han puesto en contacto con el gobierno "cientos de veces".

A su juicio, esta tendría que ser una "obligación" del Consistorio, ya que el puerto "es una instalación municipal". "Estará limpio este fin de semana, pero porque lo han adecentado los vecinos. No vamos a consentir esta imagen", recalcó. "En casos como este, disfrutar del río resulta un sacrificio. El esfuerzo es excesivo. Solo lo compensa el poder disfrutar de este espacio con los vecinos", dijo.

Año tras año sacan "cantidades parecidas". Esta vez, en cambio, está siendo especial, ya que, además, están apareciendo carpas muertas. También han aprovechado para inspeccionar los macrófitos y ver si había larvas de mejillón cebra. "No hemos encontrado ninguna", indicó Polo.

La limpieza resulta complicada, ya que, según dijo, las algas crecen "unos dos o tres centímetros al día" y obligan a no bajar la guardia. "Las hemos medido periódicamente", justificó. La asociación descarta que el problema esté "en el mal llamado azud". "Entra la misma cantidad de agua que sale, no hay una retención anómala. Si no, esto no ocurriría en el Huerva, en el Gállego y en todo el curso del río. Está todo igual", aseveró.

A su parecer, las cantidades de este año se explican "por la incidencia del sol", más directa "por la falta de profundidad y la transparencia del agua". También "por la escorrentía, que llega con mucho abono y acelera el crecimiento de las algas". La navegabilidad, en todo caso, está garantizada.