El tratamiento para frenar la mosca negra comienza en el río Ebro

Los técnicos constatan un nivel de insectos superior al de los últimos años por la falta de lluvias.

El tratamiento para frenar la mosca negra comienza en el río Ebro.
El tratamiento para frenar la mosca negra comienza en el río Ebro.
Oliver Duch

El Instituto Municipal de Salud Pública ha comenzado este martes el tratamiento para frenar la expansión y colonización de la mosca negra en el Ebro en la capital aragonesa. La falta de lluvias que limpien las riberas de algas y macrófitos han propiciado la reproducción y propagación de estos insectos. Las quejas de ciudadanos por las molestas y dolorosas mordeduras se han disparado en las últimas semanas.

Los técnicos municipales han tomado muestras y han constatado un nivel de mosca negra superior al de los últimos años, cuando apenas se detectaron ejemplares y casi no hubo afecciones a la población. La semana pasada ya empezaron a actuar en el Gállego y, a partir de hoy, los trabajos se centrarán en el Ebro.

Allí, con la ayuda de los bomberos, han recorrido el río y han echado un larvicida natural que frena el desarrollo de las larvas de la mosca negra. Este es el único tratamiento efectivo y que no afecta al resto de fauna y flora de los ríos. En concreto, según ha explicado el jefe de la Unidad de Salud Ambiental 2, Emilio Martínez, el tratamiento se ha aplicado en cuatro puntos del Ebro: Juslibol, pasarela del Voluntariado, puente de Piedra y azud. Luego, lo han echado en La Cartuja.

La muestra y tratamientos deben repetirse cada dos o tres semanas ya que una mosca puede hacer varios ciclos reproductivos al año. No obstante, ha recordado que el Instituto Municipal de Salud Pública puede hacer un "parcheo", ya que solo puede actuar en el término municipal de Zaragoza y la mosca puede desplazarse varios kilómetros. Varios expertos consultados han lamentado que la dirección de Salud Pública del Gobierno de Aragón haya dejado de invertir en el estudio y control de este insecto. Ahora, son algunas comarcas las que por su cuenta se encargan de luchar contra ella. Por contra, Salud Pública sí que ha anunciado que empieza el 1 de junio la campaña de vigilancia y muestreo para la detección del mosquito tigre, posible transmisor de algunas enfermedades.

Falta de precipitaciones

El jefe de la Unidad de Salud Ambiental 2 ha reconocido que este año la presencia de mosca negra está siendo mayor que otros por la falta de precipitaciones en los últimos meses. Al no haber crecidas, los cauces de los ríos no se han limpiado de algas y macrófitos. Esta vegetación y las altas temperaturas favorecen la reproducción de esos insectos. "Está claro que los últimos años la situación fue mejor", ha adimito Martínez. No obstante, ha asegurado que la población tiene que "aprender a convivir" con este tipo de insectos y ha confiado en que sus picaduras cada vez tengan menos efectos.

Hay que recordar que si en 2009 apenas se contabilizaron 10.000 atenciones por picaduras en Zaragoza, en 2011 se llegó a cerca de 22.000 (30.000 en toda la Comunidad aragonesa). Durante los últimos tres años, sin embargo, este artrópodo ha dado una tregua. Según datos recogidos en el boletín epidemiológico de Salud Pública, los centros de salud atendieron el año pasado 20.059 consultas por picaduras de insectos en Aragón. Las heridas que provocan estos son diferentes a los habones de los clásicos mosquitos. La mosca negra normalmente desgarra la piel y es lo que ocasiona los problemas (incluso por las alergias y reacciones que se producen). Para prevenir picaduras, los expertos aconsejan usar repelentes, pantalones largos y no frecuentar las zonas de hierba corta y las cercanas a las riberas, aunque esta mosca puede actuar en un radio de 30 kilómetros.

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