Los tambores rompen la hora en favor de los refugiados para despertar conciencias

La plaza del Pilar de Zaragoza se ha convertido esta tarde en el escenario de una 'tamborrada' en favor de los refugiados.

Los tambores rompen la hora en favor de los refugiados para despertar conciencias.
Los tambores rompen la hora en favor de los refugiados para despertar conciencias.
Aránzazu Navarro

La plaza del Pilar de Zaragoza se ha convertido esta tarde en el escenario de una 'tamborrada' en favor de los refugiados, un estruendo de bombos y tambores, organizada por la archidiócesis de Zaragoza, para despertar conciencias y abrir los oídos al "clamor" de los migrantes.

Puntuales, a las 20.00 como estaba previsto, los tambores de las cofradías de la ciudad han "roto la hora" en un acto que ha estado presidido por el arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, y que ha reunido a cientos de personas y a curiosos, que se acercaban asombrados por escuchar el tradicional sonido de la Semana Santa un 12 de mayo.

Sobre el escenario, junto al arzobispo de Zaragoza, se encontraba Zineb, una mujer marroquí y musulmana que llegó a España en 1999 y que vive con horror el drama de tantos refugiados que tienen que huir de sus países ante la pasividad del resto del mundo.

"Que donde haya miedo pongamos conocimiento, que donde haya esperanza pongamos desesperanza", ha afirmado Zineb desde el escenario.

Ahora trabaja en Cáritas, donde no ha encontrado ningún problema por profesar una religión diferente a la católica, "al contrario", ha afirmado orgullosa y agradecida por su suerte.

A su lado, Cristina García, secretaria general de Cáritas, insistía precisamente en esa idea, en la riqueza del intercambio de culturas: "la archidiócesis quiere manifestar públicamente nuestro compromiso con la cultura del encuentro y la acogida".

Ambas han escuchado atentamente las palabras del arzobispo de Zaragoza, quien con su voz ha llenado la plaza del Pilar para pedir al mundo una acogida "ordenada y segura" para todos "aquellos niños que sueñan con un mundo mejor, para aquellos jóvenes que buscan ideales grandes y para aquellos adultos que son referentes" y que ahora se ven abocados a la destrucción.

En el "corazón de Zaragoza", como se ha referido a la emblemática plaza del Pilar, Jiménez ha pedido a los presentes que no permanezcan "sordos" ante el clamor de los refugiados y ha exigido que no se levanten muros".

"Iglesia de Zaragoza sé acogedora, Iglesia de Zaragoza sé solidaria, Iglesia de Zaragoza sé servidora a los refugiados y migrantes porque todos somos hermanos", ha manifestado.

Para finalizar, y antes de que volvieran a sonar los tambores a cargo de la Junta de Cofradías de Zaragoza, uno de los asistentes, Javier Celaya, ha leído alto y fuerte el manifiesto de este 'Gesto diocesano Solidario'.

"Los muros materiales y mentales siguen estando y siguen creciendo" cuando no deberían ser "nunca la solución", ha apuntado Celaya.

El manifiesto ha recogido también críticas para las políticas europeas de migración y asilo, que "también aplica España", y peticiones para reclamar urgentemente a los países que abran sus puertas para acoger a los refugiados.

Por último, los tambores han puesto el broche a esta movilización de la Iglesia en favor de los refugiados, un sonido ante el que es imposible ser indiferente para una realidad a la que no hay que hacer oídos "sordos", como ha recordado el arzobispo Jiménez.

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