Rastreadores de osos buscan a los perros que atacan en Leciñena

En el último mes se han registrado al menos siete ataques similares a rebaños y han muerto más de 80 ovejas.

Una de las ovejas fallecidas en el ataque registrado a un rebaño en Monegrillo
Una de las ovejas fallecidas en el ataque registrado a un rebaño en Monegrillo
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Los ganaderos de la Comarca de Los Monegros y las localidades limítrofes de la Delimitación Comarcal de Zaragoza no duermen tranquilos desde hace casi un mes. Los ataques a rebaños empezaron por la zona a principios de abril y, de momento, los animales responsables siguen sueltos sin haber sido avistados ni una sola vez. Ni las guardias nocturnas junto a los ganados, ni las medidas disuasorias implantadas hasta ahora han impedido que el número de bajas se incremente semana tras semana.

Atacan siempre con nocturnidad y podría decirse que hasta con premeditación y alevosía. No en vano, coincide que el o los cánidos responsables caen siempre sobre los rebaños en momentos puntuales de despiste o relajación de sus vigilantes. Cuando un ganadero se confía y levanta la guardia, van y atacan a sus ovejas.

Eso es precisamente lo que les ha pasado esta semana a Jesús Malo y Aurora Bello. Este matrimonio tiene unas 800 ovejas en San Mateo de Gállego. Tras los ataques registrados a principios de abril en Leciñena, pasaron varias semanas haciendo guardias nocturnas. Como el último ataque similar del que tenían constancia se registró en Monegrillo, a más de 40 kilómetros, Jesús se fue el lunes a las 23.00 a dormir a casa. Las ovejas estaban protegidas por un pastor eléctrico (un cercado electrificado de 1,20 metros de altura) y se mantuvo un foco encendido durante toda la noche para ahuyentar a los posibles atacantes. Cuando el ganadero volvió a las 6.30, se encontró a varias ovejas malheridas y a otras tres muertas con mordeduras en el cuello y en el vientre. El cercado estaba intacto.

Equipo de rastreadores de osos

Como ya son siete los sucesos similares de los que se ha tenido constancia en el último mes; los cánidos se han desplazado más de 40 kilómetros entre un ataque y otro; las ovejas muertas ya superan la ochentena y nadie ha visto a los animales responsables, este martes se sumó a las labores de búsqueda un equipo de rastreadores del Gobierno de Aragón que generalmente trabaja en el Pirineo oscense siguiendo la pista al oso pardo.

Además de los veterinarios y el Seprona, este martes por la mañana, después del ataque, se personaron en la finca de Jesús y Aurora los guardas naturalistas del equipo creado por el Departamento de Medio Ambiente y allí pasaron la mañana en busca de posibles huellas o pistas que permitiesen seguir el rastro de los atacantes. Desde el Gobierno de Aragón, sin embargo, reconocen que por ahora la búsqueda no ha arrojado resultados demasiado satisfactorios.

Tras cancelarse las batidas de perros asilvestrados que propuso en un primer momento el Ayuntamiento de Leciñena tras la polémica que se generó cuando la idea llegó a oídos de las asociaciones animalistas, las soluciones siguen sin llegar. Entonces se anunció que el Consistorio cooperaría con Pacma para tratar de capturar vivos a los animales responsables.

Podrían ser distintos

Desde el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Alfranca señalan, por su parte, que el ataque de San Mateo de Gállego podría haber sido perpetrado por un cánido distinto al responsable de los episodios registrados en Leciñena, Zuera y Monegrillo. "Hasta ahora, las heridas eran obra de animales habituados a capturar y matar de un solo mordisco. Las últimas ovejas, sin embargo, tenían mordiscos más dispersos. Potentes pero menos precisos".

Mientras, Luis Figueras, veterinario de la Agrupación de Defensa Sanitaria de Ovino y Caprino de la Ribera del Ebro (ADS a la que pertenecen la mayoría de los ganaderos afectados hasta ahora) reconoce que hay cierta confusión en la zona. "A los perros abandonados se les suele ver durante el día y a estos no los ha visto nadie". Por ahora, todo apunta a que los ganaderos tendrán que seguir haciendo guardia junto a sus rebaños.

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