Las joyerías buscan alternativas tras cerrar dos de cada tres locales en la última década

El sector abre nuevas líneas de negocio, como la venta por internet, y amplía su oferta a otros productos.

Santiago Jiménez arregla una joya en su negocio, situado en la avenida de San José.
Santiago Jiménez arregla una joya en su negocio, situado en la avenida de San José.
Raquel Labodía

Zaragoza ha perdido dos de cada tres joyerías en la última década como consecuencia de la crisis y de los cambios de costumbres. Las joyerías vivieron los problemas de los atracos a mano armada en los años 80, pero ahora sufren los robos nocturnos los fines de semana en los que bandas procedentes de Madrid abren las cajas fuertes con lanzas térmicas. Como ocurrió recientemente en un taller de la calle de Manifestación, que resolvió la Policía Nacional con la detención de seis personas y la recuperación de joyas, gargantillas, pendientes, anillos, doce brillantes y hasta un lingote de oro de 250 gramos.

Daniel Acero, secretario de la Asociación de Joyerías y Relojerías de Zaragoza, pone el ejemplo del cambio en la calle de Don Jaime, donde su padre tuvo una joyería cuando había seis negocios y ahora solo queda uno de ellos, La Bastida. "Los socios de la asociación han bajado de 150 a 50 en poco más de diez años, y eso que hemos bajado la cuota de 35 a 25 euros mensuales", señala Acero, que no siguió con el negocio de su padre. Las joyerías de los barrios de Zaragoza, dice, se han visto más afectadas, y pone el ejemplo de Carrillones, un negocio cerrado que tenía tiendas en Delicias, en Alcampo de Utebo, en la calle de San Antonio María Claret y en Grancasa. Los comercios que resisten diversifican el negocio.

Hasta hace tres años, los joyeros hacían campañas de publicidad en momentos especiales como San Valentín, el día de la Madre o en Navidad, cuando llegaron a sortear un Opel Corsa. La crisis se llevó sus anuncios y ahora van a reunirse con la Federación del Metal en busca de alternativas. La solución de convertir las joyerías en negocios de compra de oro tampoco ha sido rentable, porque también han cerrado estos comercios. Así lo cuenta Santiago Jiménez, quien abrió joyería en 1997 en la avenida de San José y ha visto cerrar allí dos establecimientos de compra de oro en dos años.

"La gente viene con joyas antiguas para ahorrarse en las alianzas. Pagan 100 euros por el arreglo de una frente a los 300 que puede costar nueva", reconoce el joyero Santiago Jiménez, vocal de la Asociación de Joyerías y Relojerías. "Hace falta que vuelva a correr el dinero para que se compren joyas como antes. Muchos han comido gracias a las joyas de oro porque es una inversión y tiene un valor residual", detalla.

El joyero resiste en el barrio obrero de San José y sabe que le cuesta muchas horas de esfuerzo para lograr sacar las cuentas. "Los jóvenes compran sortijas de compromiso y suelen ser de plata o de oro blanco. Hay que ampliar el negocio para conseguir que no se vayan a los centros comerciales o a internet. Relojes, joyas, anillos... hay que ir picoteando", señala el joyero mientras entran varios clientes para reparar sus relojes, como anuncia un cartel del negocio, al lado de otro de Marc Márquez, campeón de MotoGP, que anuncia una marca.

Activar e incentivar el negocio

El joyero, que se formó en la Escuela de joyería hace 25 años en la calle de Cádiz, reconoce que deben "activar" e "incentivar" el negocio. "Hay que ser positivo y defender que las joyas siguen estando de moda, aunque los jóvenes han cambiado del oro amarillo por el blanco o rosa", apunta Santiago Jiménez. Lo dice en un tiempo primaveral como este, en el que se celebran las comuniones, donde todavía se regalan medallas de oro, o las bodas, con las alianzas.

"El negocio lo llevan los joyeros, pero se acude a los empresarios del metal para buscar vías de reactivación o nuevas ideas que incorporar", agrega Daniel Acero, secretario de la Asociación de Joyerías y Relojerías. "Hay que tener claro que los gustos de la sociedad cambian y ahora se busca más el diseño, lo que entra por los ojos, que comprar joyas de oro", apunta.

Cuando iban bien los negocios se cerraba los sábados por la tarde, pero ahora suelen abrir, sobre todo, los del centro.

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