Son varios los problemas que los residentes en el entorno de la calle Ricla de Zaragoza y el colectivo vecinal Puerta del Carmen han denunciado durante años en torno a esta vía situada en el distrito Centro.

El principal, cuentan, es el “mal estado y el deterioro” de sus aceras, con “baldosas levantadas, zonas hundidas o prácticamente sin bordillos y con suciedad, sobre todo durante los fines de semana, al tratarse de una zona de ocio nocturno”, señala Carlos Terrer, vicepresidente de la asociación.

Cuando llueve o se riega la calle, “se producen filtraciones e incluso algunos vecinos comentan que esto causa malos olores en los patios”, añade Terrer, quien tampoco se olvida de hacer referencia a la falta de luz de la que adolecen.

“Las farolas se encuentran en las fachadas de los edificios a bastante altura, y al tener un arbolado frondoso, con bastantes ramas y también elevado, se producen muchas sombras en la zona”, explica el representante.

Con el objetivo de volver a recordar la situación de esta calle que conecta con arterias como Cortes de Aragón, Doctor Cerrada y Gran Vía, la asociación vecinal trasladó sus demandas a los presupuestos participativos de la ciudad con dos propuestas referidas a esas aceras y a la iluminación.

Ambas proposiciones se priorizaron en el distrito. “Aunque es complicado que salgan adelante por su importe económico, es una forma de reflejar la preocupación existente entre los vecinos, que están cansados y se quejan constantemente a la asociación”, valoran.

Ya en 2007, según recuerdan en el colectivo y a raíz de sus denuncias y solicitudes de arreglo de la calle Ricla, “el área de Infraestructuras comunicó a la junta de distrito que la vía necesitaba una renovación integral de pavimentos y servicios, pero dicho proyecto no se pudo realizar al no existir una consignación presupuestaria”.

También, “desde el servicio de Alumbrado Público se informó a la junta de que se iba a confeccionar un proyecto para la renovación de aceras y que, aprovechando esto, se incluiría lo referente al problema de alumbrado”, recuerda Terrer.

En el mismo año, “Parques y Jardines afirmó que se estudiaría la posibilidad de sustituir algunos árboles ejemplares que pudiesen verse afectados por las obras”.

Sin embargo, “han transcurrido diez años para arreglar una pequeña calle y seguimos igual”, se lamentan en el colectivo, donde aseguran que también en el 2011, el gobierno municipal les comunicó que la vía “pasaba a la lista de actuaciones pendientes de realizar cuando hubiese medios”.

Ya este mes de febrero, tal y como relatan en la asociación, varios vecinos del entorno han vuelto a remitir sus quejas al Consistorio zaragozano sobre el estado actual de las aceras, la oscuridad y los olores, al igual que han solicitado que se actúe en ello y en otras cuestiones como el control de ruidos nocturno.

De nuevo y según afirma Terrer, “en uno de sus informes, el Ayuntamiento admite que la calle está mal y que sería necesaria una consignación presupuestaria de 352.000 euros, si bien esta sigue sin existir, por lo que de momento la actuación no se puede atender”, concluye, quien manifiesta que no van a dejar de pelear por que se lleven a cabo tales obras “por la urgencia y por el tiempo transcurrido”.