"Esperamos aún la prueba, pero es un descanso"

El próximo 5 de marzo se cumplirían tres años y medio de la desaparición de Joaquín Arruga Arisa. En este tiempo, su hija María Luisa y su yerno Aníbal han salido en multitud de ocasiones en su búsqueda por los alrededores de Alfajarín, sin poder encontrarlo. El miércoles se les tomó una muestra de ADN para compararla con el que encontraron en los restos hallados (recibirán los resultados dentro de dos semanas). "Esperamos que estén dentro de diez o quince días. Aún no está confirmado, pero al encontrar los restos y su cartera con el ADN, la probabilidad es casi de un 99%", señaló Aníbal a este periódico.

Para ellos, el hallazgo ha sido un descanso. "Al final estaba entre Alfajarín y La Alfranca, por donde tantas veces hemos pasado buscándolo", apuntó. "Resulta que estaba a unos cuatro kilómetros de distancia de Alfajarín, en un paso de agua de tierras y estaba lleno de fango", agregó.

Joaquín Arruga trabajó en una empresa de cartonaje de Alfajarín y estaba jubilado cuando desapareció. Según su entorno, no podía parar quieto en casa. Solía salir de paseo para hablar con los vecinos porque no le gustaban los bares. Su mujer, Francisca, contaba que tenía por costumbre salir también por las noches porque dormía mal.

De hecho, el jueves de agosto de 2013 en el que desapareció salió sobre la una de la madrugada con una azada con la intención de ir a un huerto que tenía en la zona de la Matamala. Aunque a veces "perdía algo la memoria", siempre volvía a casa. Esa noche, varios vecinos llegaron a verlo. Al día siguiente, no en vano, empezaron las primeras batidas para buscarlo (desde el pueblo hasta el cauce del río Ebro). Se utilizó hasta un helicóptero para rastrear la ribera del Ebro. Al final, ha sido un agricultor quien lo ha encontrado tres años después.

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