Pau Marí-Klose: "España tiene una laguna enorme en las ayudas a los desfavorecidos"

Un estudio de ‘The Lancet’ ha pedido a la OMS que incluya la pobreza como uno de los principales factores que acortan la vida. ¿Sería partidario de ello?

Sin duda. Es algo que sabemos desde hace tiempo. La pobreza es un factor muy poderoso que condiciona la vida desde muy tempranas etapas. Y sabemos que, a igualdad de condiciones, el haber sido niño pobre acorta tu vida.

Hay un remedio para la pobreza bastante mal visto en España que es dar dinero directamente. ¿Es efectiva esta fórmula?

Sí, hay múltiples estudios que muestran que las personas suelen hacer buen uso del dinero que reciben de la administración pública. No es invariable, claro; se pueden producir casos de abusos. Los efectos son muy positivos, no solo para su bienestar, sino en cuanto a posibilidades de salir de esa situación de pobreza.

Entonces, lo de que si das dinero a un pobre se lo gasta en vino y tabaco ¿es un mito?

Las adicciones existen en personas con problemas de exclusión pero también en las clases medias o altas. Y son un factor desestructurante en cualquier estrato.

Cada semana hay un nuevo estudio sobre el riesgo de pobreza. ¿Puede haber sobreinformación, dado que suelen emplear los mismos datos (INE o Eurostat)?

Algunos estudios son poco cautelosos en la forma en que presentan los datos: se exponen muy fácilmente a la crítica y la deslegitimación. El uso inapropiado de determinados conceptos, poco trabajados desde el rigor académico, más propagandísticos...

¿Por ejemplo?

Estoy pensando en pobreza alimentaria, pobreza energética, ¡pobreza vegetal!... Son conceptos de nuevo cuño no muy trabajados.

¿Qué nota podría al desempeño de las administraciones públicas en España en las ayudas a los más desfavorecidos?

¿Valen números negativos? (se ríe) España tiene una laguna enorme en este caso. Comparativamente, nuestro estado de bienestar no es malo en capítulos como en sanidad o pensiones. Pero en prestaciones a familias es absolutamente ridículo; estamos por debajo de países del este de Europa mucho más pobres.

Según el Banco de España, la renta mediana en los hogares españoles cayó un 10% entre 2011 y 2014, mientras que la de los pensionistas aumentó un 13%. ¿Qué le dicen estos datos?

Que la crisis ha tenido unos efectos muy sesgados generacionalmente. Si se analiza desde 2008, aún son mayores. Los jóvenes y los niños han perdido más, sobre todo en los segmentos más desfavorecidos; si descompones el dato por segmentos de renta, ves que las grandes pérdidas se han producido en familias con niños y jóvenes de ingresos más bajos.

El de que las clases medias son las que más han sufrido durante la crisis ¿sería pues otro mito, a tenor de los datos?

Los más afectados han sido los colectivos más desfavorecidos. La crisis ha sido larga, y ha golpeado a muchas familias de clase media, pero el protagonismo no ha sido el suyo; las clases medias no han perdido significativamente respecto a las clases superiores, en términos de posición relativa. El efecto que se ha producido en España es, básicamente, que los dos tercios más ricos se han escapado del tercio más pobre, lo han dejado atrás.

¿Debemos acostumbrarnos a convivir con líderes como Trump?

Observo el panorama no diría aterrorizado, como parecen algunos, pero sí con desasosiego; la deriva es inquietante. Pero también tengo la impresión de que existen contrapesos institucionales que pueden evitar que el resultado sea irreversible, y que pueden cortar las alas a Trump en sus preferencias más extremistas.

Suspiramos habitualmente por líderes carismáticos y no caemos en que quizás sea el momento de las instituciones.

Sin duda, sin duda. Además, nos tenemos que felicitar de que las instituciones aparentemente resistan; hay países que llevan tiempo bajo líderes con tentaciones populistas muy fuertes, como Hungría o Polonia, y siguen resistiendo como democracias.