El colegio que dejó de ser gueto y acumula premios

El colegio Ramiro Soláns, en el barrio Oliver, consigue el Premio nacional a la mejora del éxito educativo.

Alumnos del Ramiro Soláns, en una sesión de mindfulness.
Alumnos del Ramiro Soláns, en una sesión de mindfulness.
Heraldo

El colegio Ramiro Soláns ha pasado en poco más de una década de ser una muestra rotunda de fracaso escolar (solo el 5% aprobaban 6º) a celebrar el éxito de sus alumnos (75% ahora). De ser un centro conflictivo a un ejemplo de convivencia. De un gueto a un colegio referente en innovación que acumula premios. El último, el Premio nacional a la mejora del éxito educativo 2016, concedido por el Ministerio de Educación.

"Estamos muy contentos. El premio es el reconocimiento al trabajo y la implicación de toda la comunidad educativa en los últimos años. El colegio era un gueto y proyectaba una imagen muy negativa. Entre todos hemos conseguido cambiar eso y seguimos mejorando", asegura la directora, Rosa Llorente, que lleva 16 años en el colegio.

El colegio está en el barrio Oliver y la mayoría de sus alumnos proceden de familias gitanas o inmigrantes en riesgo de exclusión social. Este curso tienen 188 alumnos, cerca de 60% son de etnia gitana, 35% inmigrantes (de primera o segunda generación) y 5% de otro perfil. La mayoría viven de ayudas sociales.

El Ministerio ha premiado su proyecto "Entre todos", que comenzó en el curso 2004-2005. "Teníamos una situación muy conflictiva, con graves problemas de convivencia y absentismo, y unos resultados académicos muy malos. Un grupo de profesores planteamos que había que hacer algo. Queríamos transformar la realidad ofertando una educación de calidad a una población muy vulnerable. Pedimos ayuda a la Administración, hicimos una formación específica en comunidades de aprendizaje y empezamos a dar forma al proyecto Entre todos", cuenta Rosa Llorente.

El programa se basa en la participación, la interculturalidad, la inclusión y la educación emocional. "Los niños vienen al colegio felices. Las familias han entendido la importancia de la educación para el futuro de sus hijos. Antes veían el colegio como una obligación", destaca la directora. Cuando comenzó el proyecto 'Entre todos', el absentismo escolar superaba el 30%. Ahora es de un 8%.

"Hay unos vínculos afectivos muy fuertes entre las familias, los profesores y los alumnos", apunta Rosa. Cerca de 50 voluntarios participan en grupos interactivos en el aula y en talleres para las familias. Este curso quieren crear una cooperativa de costura con las familias. Los exalumnos (muchos, ya en el instituto) acuden a contar su experiencia. Los profesores se siguen formando "para una tarea dura, difícil y muy gratificante". Los maestros del Ramiro Soláns llegan a este centro en comisión de servicio y deben pasar un proceso de selección.

El poyecto 'Entre todos' ha seguido creciendo estos años y sumando nuevos programas educativos. Por ejemplo, los alumnos practican mindfulness en clase, como parte del programa 'Aulas felices'. Y el centro cuenta con alumnos ayudantes mediadores: son chicos o chicas, elegidos por sus compañeros, que facilitan la convivencia y ayudan a resolver conflictos. El Ramiro Soláns se ha convertido ahora en un centro referente para otros colegios, que estudian y copian sus proyectos.

"Somos conscientes de que nos queda mucho por mejorar, pero el camino es muy ilusionante. Entre todos hemos transformado el colegio y contribuido a mejorar la vida de estos chavales. Nuestro reto es atraer a otras familias del barrio a nuestro centro", reflexiona la directora.

(El colegio tiene un canal en Youtube en el que cuelgan sus vídeos sobre el proyecto 'Entre todos' y diversas actividades del centro, como el 'Lip dup' realizado en junio de 2016)

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