El número de gatos de las colonias felinas se quintuplica en tres años

Los trabajadores de la Oficina de Protección Animal piden que se aumente el número de empleados para frenar el crecimiento de las colonias.

 

Desde que el Ayuntamiento de Zaragoza puso en marcha en 2013 el proyecto CES (Captura, Esteriliza y Suelta) para controlar los gatos de las colonias de la ciudad, el número de ejemplares ha aumentado de 300 existentes en 2014 a 1.500 en la actualidad. Son cinco veces más. No solo eso, Zaragoza cuenta ahora como más del doble de colonias de gatos que en 2014.

Entonces eran una treintena y ahora son 76. Los abandonos de animales sin esterilizar, los gatos errantes que los dueños dejan salir de casa y que tampoco están esterilizados, el rápido ciclo reproductivo de las gatas que paren cada tres meses y la falta de personal para llevar a cabo las capturas son algunas de las causas de este crecimiento.

“Cada cierto tiempo se descubren nuevos gatos en la colonia que han sido abandonados por sus dueños”, explica Raquel Quintana, voluntaria del proyecto CES. “El protocolo es llamar a la Policía Local que los lleva a la protectora en Peñaflor, continúa Quintana.

“Sin embargo, hay gatos abandonados que no se acercan a las colonias y muchos no están esterilizados, por lo que es muy difícil el control de la natalidad”, informa la voluntaria. “Además, las gatas tienen cuatro partos al año, y no hay ni presupuesto suficiente ni tiempo material para capturar a todos los ejemplares y esterilizarlos”, se lamenta Raquel Quintana.

Una situación que confirma Alfonso Martínez, Oficial de la Oficina de Protección Animal. “Se necesita más personal. Ahora estamos cinco personas y ya hemos solicitado una ampliación al ayuntamiento. Lo ideal serían quince trabajadores porque no damos a basto con todo el trabajo”, explica el oficial. “ A la captura masiva de los gatos para su esterilización, se añade el trabajo con los animales abandonados en la vía pública, la perrera municipal, la atención de quejas por maltrato animal y la actuación de Albatros, el perro antiveneno”, enumera Alfonso Martínez.

La labor de los voluntarios, fundamental

Al mismo tiempo que crecía el número de gatos, lo hacía también el de voluntarios. En los cuatro años de vida que tiene el proyecto han pasado de un centenar a trescientos. Raquel Quintana es uno de ellos. Esta técnico de empleo en una agencia de colocación en Zaragoza, de 46 años, trabaja como voluntaria en el proyecto CES desde que comenzó. Atiende a una colonia de una treintena de gatos situada en el recinto del Instituto Aragonés de la Juventud.

“Se trata de una colonia que tiene unos 60 años de vida”, cuenta Quintana. “Hay gatos que tienen seis o siete años y otros como 'la abuela', que es la madre de toda la colonia desde hace 18 años. Ella estuvo dando a luz varias veces al año hasta que el CES la esterilizó”, añade Quintana.

Después de tanto tiempo cuidando a diario de la colonia, conoce a los animales a la perfección. “Hay una gata que sufrió un accidente en un ojo y se le operó para quitárselo al mismo tiempo que se le esterilizaba”, relata la voluntaria. “Y los machos dominantes, 'Picolino'y 'Cabezón', no se van a dejar coger nunca, porque han vivido agresiones desde cachorros”, continúa Quintana.

El trabajo del voluntario no es fácil. “Hay que bajar todos los días más de una vez, colocar el pienso de los animales, cambiarles el agua, supervisar que la colonia está en condiciones higiénicas y retirar la basura que puedan haber lanzado”, explica la voluntaria. “También se controla el estado de los gatos. Si se ve alguno nuevo, se fotografía, y si se ve alguno herido, se intenta capturar para llevarlo al veterinario y darle la medicación pertinente”, concluye Raquel Quintana.

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