Un impulso al arte textil con el 'cero desperdicio' por bandera

Con el nombre de ‘Mottainai Zaragoza’, tres artistas han puesto en marcha un grupo de aprendizaje colaborativo en el que se borda, graba, zurce y rediseña al tiempo que se aborda y promueve el consumo responsable.

El grupo colaborativo de 'Mottainai Zaragoza' se reúne dos domingos al mes en La Harinera.
El grupo colaborativo de 'Mottainai Zaragoza' se reúne dos domingos al mes en La Harinera.
Mottainai Zgz

Una es artista gráfica y grabadora, otra trabaja en el sector del diseño de moda y la tercera dedica parte de su tiempo al bordado, la costura y la ilustración textil. Rut Martínez, Yolanda Villajos y Mercy Rojas se conocían desde hace muchos años, pero no fue hasta hace unos meses cuando decidieron unirse como colectivo para tratar de darle un impulso al universo del arte textil en Zaragoza basándose en la filosofía del ‘cero desperdicio’.


Todo comenzó en ‘petit comité’. “Ellas me comentaron que querían aprender a bordar –recuerda Rojas-, así que empezamos a reunirnos y a compartir conocimientos”. Técnicas de costura, grabado, bordado… que con el paso de los días se plantearon combinar realizando experimentos de todo tipo. Por ejemplo, “hicimos un grabado verde sobre papel con elementos reutilizados como tetrabriks y lo combinamos después con el bordado en una tela”, cuenta.


A la vez que desempeñaban estas labores, conversaban sobre el medioambiente, el consumo responsable, la economía circular o la recuperación de diferentes elementos para aprovecharlos y darles una segunda vida.  “Conocimos la palabra japonesa ‘Mottainai’, que hace referencia a un sentimiento de tristeza y pesar cuando has desperdiciado algo: ya sea una amistad, un alimento, el tiempo…”, explican. “Nos pareció preciosa y quisimos asociarla a esa idea de no desperdiciar nada y cuidar el entorno en el que vivimos con pequeños gestos”, agregan.


La expresión nipona les sirvió de inspiración para crear su proyecto el pasado mes de agosto. Para Mercy Rojas, el saber ancestral también se está perdiendo, caminando hacia el olvido acciones como el bordar o el zurcir: “Si no las rescatamos y reconocemos su valor como arte, llegará un momento en el que nadie las conocerá”, indica. Así, con la premisa por bandera de retomar oficios artesanos y reducir el desperdicio, rescatando desde una sábana a un viejo jersey, pusieron en marcha un grupo de aprendizaje colaborativo y gratuito de bordado, zurcido y ‘upcycling’, cuyos encuentros se desarrollan desde entonces dos domingos al mes en La Harinera y en los que puede participar cualquier persona.


Desde la primera convocatoria, la asistencia a ellos ha ido creciendo. Aunque la mayoría de las participantes son mujeres, “en ocasiones vienen también hombres interesados en aprender y pasar una tarde relajada y distendida”, aseguran las artistas. Además, hay quienes acuden sin haber cosido nunca, pues no es un requisito indispensable. “Comenzamos enseñando nosotras zurcido y bordado, pero ellos nos instruyen también al resto”, relata Rojas. Una joven les ha enseñado a tejer cuellos de lana con los dedos; otra, a hacer flores enredando el tejido en un lápiz; y hasta una niña les mostró cómo rematar puntadas sin nudo.

Joyas a partir de pedazos de vaquero

Crear diseños que cobren un valor añadido a través de materiales ya existentes, modificar una prenda original o confeccionar una nueva a partir de ropa recuperada son algunas de las acciones que llevan a cabo en el grupo. “Hemos diseñado y creado joyas a partir de pedazos de vaquero con la técnica del boro”, explican. Además, la ilustración textil basada en esa reutilización de materiales es una de sus señas de identidad. “Hay muchas personas que se dedican a este tipo de ilustración, pero nosotras lo hacemos de una manera diferente, tratando de que, al menos, la mitad de los productos que utilizamos sean recuperados. También existen otros grupos en la ciudad que comparten nuestra filosofía, pero no desde la perspectiva del arte textil”, detallan.


Han recogido desechos de telas de casas de costura, sobrantes de vestidos, recortes de tejidos… y han dado uso desde a envases de leche, latas de atún, muñecas guardadas en un cajón, botones o hasta alambres y cremalleras. “Todo puede servirnos para hacer un marco, un soporte, un tambor o una intervención artística”, defienden.


A La Harinera, en San José, cada persona lleva sus agujas, sus tijeras, telas e hilos; objetos que en muchas ocasiones poseen una historia inherente. Como hablar es fundamental en estos encuentros dominicales, “todos cuentan de dónde proceden sus materiales, ya sea un trozo de tela de una camisa estropeada por la lejía que se ha salvado de terminar en la basura, una caja de hilos de una abuela, un remiendo de un cojín roto que no tiraron o sedas de hace décadas”, ahonda Rojas.


Recordar, perder el miedo a este arte o potenciar la creatividad de los participantes es parte del objetivo que persiguen las organizadoras del grupo colaborativo en el que ya se han llevado a cabo diferentes creaciones como bolsitas de olor, figuras bordadas para parchear camisetas o jerséis comidos por las polillas, además de haber zurcido también camisas rotas o recuperado pantalones viejos.

Dos talleres y una exposición

Ya constituidas como colectivo, las promotoras de ‘Mottainai Zgz’ están preparando dos jornadas de talleres y una exposición de arte textil que tendrán lugar durante los próximos meses. En ‘Punto cierzo’, un taller de ilustración textil con técnicas de bordado contemporáneo que se llevará a cabo en marzo también en La Harinera, se reflexionará sobre este característico viento para crear imágenes que luego se trasladarán por medio de puntadas a la tela.


Y en ‘Utopimoda’, cita que se desarrollará en La Azucarera durante unas jornadas organizadas por el grupo de Economías feministas, se abordará la relación entre el cuerpo de la mujer y la moda.


Hasta entonces, Rut, Yolanda y Mercy siguen trabajando en la que será su primera exposición y que han bautizado como ‘Hilaku’. En esta muestra –que se inaugurará el 20 de abril en el Centro Joaquín Roncal- se reunirán las esculturas, joyas, instalaciones e ilustraciones de creadores textiles residentes en la ciudad; y con ella tratarán de seguir dando pasos para conseguir el reto que se han propuesto: “Lograr que Zaragoza cuente con un espacio de encuentro anual de artistas textiles”.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión