El portero investigado por colaborar en un doble asesinato no será procesado

Los acuchillados en la Fuente de la Junquera pedían su acusación como cómplice, pero la juez dice que el encausado no conocía las intenciones criminales del agresor.

No hay marcha atrás. El que fuera portero de la urbanización Fuente de la Junquera de Zaragoza, Raúl M. M., no tendrá que sentarse en el banquillo de los acusados como cómplice del doble intento de asesinato perpetrado en uno de los chalés durante la madrugada del 20 de junio de 2015. El presunto agresor, Inocencio L. L., de 56 años, se sirvió de la información que le facilitó el conserje para presentarse a las 4.00 en la vivienda de su exmujer y apuñalar tanto a esta como al amigo que se encontraba con ella. Para las víctimas, la colaboración del vigilante fue decisiva, de ahí que pidieran su procesamiento como cómplice o colaborador del doble crimen frustrado. Sin embargo, la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 exoneró en su día al sospechoso y ha rechazado ahora el recurso de reforma de las acusaciones. Además, el auto dictado esta semana es firme.


El agresor se aprovechó de la buena relación que tenía con el portero para pedirle que le informara de los movimientos de su exesposa, con la que tiene dos hijos que conviven con la madre en la urbanización de la Fuente de La Junquera.Cruzaron 3 llamadas esa noche


Cuando el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía hizo un rastreo de los teléfonos de Inocencio L. L. y del vigilante, comprobó que ambos conversaron tres veces la noche de autos. La primera llamada se produjo a la 23.30, cuando el agresor preguntó por su exesposa y el portero fue a comprobar si estaba en el bar de la urbanización con su amigo y a la postre también víctima, Alfonso J. M.–; la segunda comunicación fue a las 3.13, hora en que la pareja salió del restaurante camino de casa; en la tercera conversación, poco después, el empleado contó a Inocencio L. L. que ya estaban en el chalé y habían apagado las luces.


La juez analizó todos estos contactos telefónicos y se planteó si cabía el procesamiento de Raúl M. M.. Pero llegó a la conclusión de que no, puesto que en el derecho penal la complicidad es "dolosa", y en todas las diligencias practicadas "no se ha demostrado" que el vigilante conociera las intenciones del agresor ni recibiera contraprestación económica o de cualquier otra naturaleza. Argumentos que siempre mantuvo la defensa, a cargo del letrado Javier Osés.


"La complicidad requiere necesariamente del concierto previo o por adhesión, la voluntad de participar, contribuyendo a la consecución del acto conocidamente ilícito", explica la magistrada en su último auto. Respecto a la cooperación, opción también planteada por las acusaciones en su recurso, la juez reconoce que Raúl M. M. informó al agresor de los movimientos de la víctima, pero insiste en que "no consta la voluntad del conserje de participar en la ejecución del asesinato".

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