"Nos destrozan la casa antes de entrar a vivir y nos dicen que no es delito"

Casi 50.000 € le va a costar a una pareja de Santa Isabel arreglar su hogar sin haberlo estrenado. El mes que dieron al vendedor para mudarse lo usó para deshacer el adosado.

Todos los armarios empotrados han desaparecido de las habitaciones.
Todos los armarios empotrados han desaparecido de las habitaciones.
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Como cualquier joven pareja que estrena casa, Francisco Oya y Vanesa Muñoz acudieron el pasado 26 de abril al número 30 de la calle Higinio Gil de Santa Isabel con una sonrisa de oreja a oreja. Pero esa inmensa ilusión se iba a hacer añicos nada más cruzar el umbral de su nuevo hogar, porque lo que se encontraron no fue la vivienda de calidades de lujo que habían comprado tras muchos años de ahorro e hipotecándose de por vida. Lo que tenían ante sí era un "auténtico desguace", una "pesadilla" de la que responsabilizan a la persona que les vendió la casa y a la inmobiliaria que hizo de intermediaria. "Porque el mes de gracia que dimos al vendedor para que se mudara tranquilamente lo usó para destrozarnos la casa", aseguran los nuevos propietarios, sin poder entender por qué les hizo algo así.


"Nos quedamos de piedra al abrir la puerta y ver que habían arrancado la madera, el papel decorativo y hasta el aislante de las paredes del pasillo", explica Francisco, un gerundense de 38 años al que su empresa reubicó hace dos en Zaragoza. Pero su vía crucis acababa de comenzar, porque el resto del inmueble presentaba el mismo aspecto. Como consta en la denuncia que presentaron con un informe fotográfico avalado por un notario, de la cocina se habían llevado los electrodomésticos de acero inoxidable y desmontado casi todos los muebles, sustituyéndolos por aparatos y baldas de desguace.


Algo parecido sucedía con los baños, en los que la grifería y loza de diseño, las modernas luces de led o la columna de hidromasaje no eran más que un recuerdo. "Habían desaparecido los armarios a medida y puesto un lavabo y un bidé viejos que ni siquiera se molestaron en anclar", se lamentaba Vanesa, todavía incrédula.


Pero tampoco acababan ahí las ‘sorpresas’, puesto que al ir a dar la luz se dieron cuenta de que habían cortado todos los cables. "Ni del de la antena se olvidaron", recordaba Francisco, explicando que solo esta avería les ha costado 5.000 euros. "Mal está que te lleves lo que ya no es tuyo, pero destrozar por destrozar... Es algo que no me cabe en la cabeza", dice. Algo comprensible, cuando uno descubre que el inventario de destrozos incluye armarios empotrados que han sido desmontados de todas las habitaciones, un parqué estropeado con disolvente, radiadores que han desaparecido... "Hasta las vigas de madera de la bodega se han llevado", explica.

Los vecinos les advirtieron

Francisco y Vanesa temían algo. "Pero nunca lo que nos encontramos", confiesan. Y lo dicen porque, en los días posteriores a la venta, cuando se supone que el antiguo propietario estaba recogiendo sus efectos personales, sus nuevos vecinos notaron algo extraño. "Me dijeron que se escuchaba ruido y que se estaban llevando cosas", recordaba Vanesa. Preocupados, se pusieron en contacto con la inmobiliaria de Utebo que intermedió en la operación. "Pero esta se desentendió desde el primer momento. Ni siquiera quisieron que recogiéramos allí las llaves de la casa cuando terminó el mes extra que concedimos al antiguo dueño. Luego entendimos por qué", explicaban, reprochando a la empresa su actitud.


Los destrozos de la casa obligaron al matrimonio a rehacer todos sus planes, ya que tuvieron que seguir pagando más de 600 € al mes por un piso de alquiler hasta que en septiembre pudieron entrar por fin en su nueva casa, ya arreglada. "Nos hemos gastado 40.000 euros en las reformas y nos quedan por invertir otros 10.000. Dinero que no teníamos, que nos hemos visto obligados a pedir y que se suma a los más de 200.000 que pagamos por la casa", explicaban.


Para tratar de recuperar estas importantes sumas, Francisco y Vanesa presentaron una denuncia por estafa y apropiación indebida. Sin embargo, primero el juzgado de instrucción y después la Audiencia de Zaragoza les han dicho que no ven delito y que la vía adecuada para encauzar su reclamación es la civil. Por ello, su abogado, Víctor Laguardia, prepara ahora la demanda.

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