Toxo apela a las movilizaciones contra la lacra de la pobreza laboral

Este viernes además se han celebrado los 50 años de la creación de la interramas de CC. OO Aragón.

Julián Buey, Violeta Barba, Javier Lambán y  Ignacio Fernández Toxo a su llegada a las Cortes.
Julián Buey, Violeta Barba, Javier Lambán y Ignacio Fernández Toxo a su llegada a las Cortes.
Guillermo Mestre

El secretario general de CC.OO, Ignacio Fernández Toxo, ha reivindicado el papel del movimiento obrero en la caída de la dictadura y ha apelado, cuarenta años después, a la movilización ciudadana para acabar con la "lacra franquista" que se ha vuelto a instalar en la sociedad en forma de pobreza laboral.


Toxo ha participado en Zaragoza en el acto de celebración del quincuagésimo aniversario de la constitución de la interramas en Aragón, el embrión del impulso organizativo y movilizador que daría lugar al desarrollo de una práctica sindical y política de CCOO en la comunidad.


Durante su intervención ha asegurado que el sindicato no quiere instalarse en un "pasado glorioso", sino reivindicarlo para, desde ahí, proyectar el sindicalismo del futuro "actuando en el presente" y para que se reconozca el papel del movimiento obrero para que "este país sea hoy el país que es", con sus luces y sus sombras.


Una sociedad, ha agregado, no puede desarrollarse democráticamente si no es mediante una distribución adecuada de la riqueza, y eso, a su juicio, "no sucede hoy en España", país que atraviesa un periodo de luchas "a la defensiva", porque quien corre el riesgo de perder el empleo "es difícil" que se plantee pelear por mejorar sus salarios o por reducir su jornada.


La crisis y la reforma laboral han "devaluado de tal manera" el Estatuto de los Trabajadores que éste ya se asemeja, ha dicho, a una "carta reivindicativa" del empresariado, y por eso, ante la necesidad de corregir la desigualdad, ha hecho un llamamiento a la movilización, que se hace "imprescindible". "Hasta aquí ha llegado la paciencia de los ciudadanos", ha zanjado.


Y ha apelado a la oposición en el Congreso de los Diputados para que "se haga valer", ahora que parece que la mayoría parlamentaria es "más proclive" a atender las necesidades de la ciudadanía.


El presidente aragonés, Javier Lambán, ha clausurado el acto, en el que ha asegurado que "no es adecuado" que un presidente del gobierno llame a la movilización pero tampoco "desaconsejará" a nadie que se movilice.


Ha recordado que el sindicalismo nació para combatir las desigualdades y hoy tiene "más sentido que nunca" porque es precisamente la desigualdad el principal problema que tiene la sociedad.


Para combatirla, según Lambán, el Gobierno de Aragón está haciendo "todos los esfuerzos", y también para mantener la vigencia de un modelo social basado en la democracia representativa, en el estado del bienestar y en la economía social de mercado. Pero este sistema no funcionará, ha asegurado, sin unos partidos y nos sindicatos "fuertes y saludables" y "en disposición de actuar".


La presidenta de las Cortes de Aragón, Violeta Barba, por su parte, ha mostrado su satisfacción por que haya sido la sede del Parlamento aragonés la que acoja esta jornada, que es, ha dicho, un acto de reconocimiento público a muchas personas que dieron forma al movimiento obrero y pusieron las bases para hacer de CC.OO un sindicato "de sólidas raíces y acreditada trayectoria".


Pero también ha dicho que la crisis económica, política y moral que ha vivido España en los últimos años "también ha erosionado la reputación de los sindicatos", y ha agregado que las razones de su "pérdida de influencia" y de su "menor capacidad de movilización" han de buscarse "en el seno de las organizaciones".


El líder de CC.OO Aragón, Julián Buey, ha explicado cómo fue el germen del actual sindicato, con la constitución en 1966 del primer núcleo organizativo y estable con vocación de coordinar al conjunto de trabajadores que ya trabajaban en las distintas ramas.


En 1966, ha añadido, se estaba haciendo un trabajo duro de lucha por la ampliación de los perímetros de los derechos laborales y sociales de la gente, en un movimiento que hasta entonces había sido espontáneo por la ausencia de otros cauces.


Buey ha agregado que se hacía, "de forma valiente y generosa", por gente que en muchos casos sufría penas de cárcel, se tenía que ir al exilio e incluso a veces perdía la vida.

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