El abogado del patinador juzgado por asesinato tacha la investigación de chapuza

Acusa a la Policía de no jugar limpio y hacer las cosas en "perjuicio" de su cliente, para el que pide la absolución. Las acusaciones solicitan 22 años de prisión.

El acusado, Jorge Callejas, durante el juicio.
J. Callejas.
Marco

Si se trataba de sembrar dudas razonables en los miembros del jurado, el abogado José Luis Melguizo no ahorró críticas a la labor policial practicada para esclarecer el asesinato de Said Tahraoi, cuya autoría atribuyen a Jorge Callejas Hernández. En un contundente y extenso informe, el letrado lanzó duras acusaciones contra los agentes encargados de resolver el homicidio, de los que dijo que no han jugado limpio y han hecho las cosas "muy mal" y todas "en perjuicio" de su cliente, lo que considera "intolerable" e "indignante".


"En 27 años de ejercicio no hemos visto semejante chapuza", manifestó tras desgranar lo que, a su juicio, ha sido una deficiente investigación basada en "sospechas" e "interpretaciones subjetivas". "No resolver un homicidio es un fiasco para la Policía, pero cerrarlo en falso es todavía peor", afirmó. Melguizo defendió que las cosas sucedieron tal y como relató su cliente y que hay una tercera persona, que fue la que mató a Said, que no ha sido detenida.


Recordó que Jorge Callejas contó que el pasado 4 de enero fue a Movera a una quedada de patinadores y al terminar se juntó con su primo en un bar de Santa Isabel. Tomaron unas cervezas y coincidieron con la víctima. Su familiar se marchó y él se quedó hablando "amigablemente" con Said Tahraoi, como corroboró la empleada del bar. Al salir, el indigente se fue andando empujando su carrito con chatarra y él se quedó esperando el autobús. Como este no llegaba, se puso los patines y, minutos después, volvió a ver al indigente, ya alterado y gritando expresiones como "putos negros" y "putos gitanos" en la avenida de Cataluña y se detuvo a ver qué le pasaba. Tras hablar con él y tranquilizarle, se marchó hacia su casa. Luego aún pasaría de nuevo por el lugar ya que, según declaró, perdió un librillo de papel de fumar y lo quería recuperar.


"¿Qué motivos tenía mi cliente para propinar esa brutal paliza a Said? Ninguno", se preguntó y contestó el letrado. Citó el testimonio de una vecina del primer piso que primero ve a Said discutir con alguien al que no distingue porque estaba en un porche y luego ve al acusado tranquilizarlo.

Fotos y sangre

Melguizo cuestionó que la Policía solo aportase una fotografía al atestado y añadió que lo hizo con la intención de ocultar que también se podía acceder a la puerta de la CAI en la que se cometió el crimen por la calle de Castillo de Peracense. "Nosotros traemos un reportaje de todas las cámaras y ángulos", dijo. Censuró que en la instrucción no le hayan permitido interrogar a los agentes ni hacer una reconstrucción de hechos. Mantuvo que esperaban encontrar sangre en las ropas del acusado después de la brutal agresión, pero no la hallaron. "Y fue así porque no fue él", dijo. Respecto a la que se recogió de su pantalón tras ser detenido, destacó que la propia policía de laboratorio señaló que era una muestra "crítica", es decir, que era tan escasa que no se podían hacer dos análisis con ella. Cuestionó además la cadena de custodia de las pruebas y dijo que los agentes llevaron a error a la Audiencia cuando esta denegó la libertad provisional al valorar que había sangre en las ropas del acusado cuando las prendas eran las de la víctima.


No opinan lo mismo la fiscal ni la acusación particular, ejercida por el letrado Javier Notivoli en nombre de los cuatro hermanos y la madre de la víctima. Los dos, en sendas intervenciones previas a la del defensor, volvieron a pedir la condena del acusado a 22 años de cárcel por asesinato con alevosía y ensañamiento. Coincidieron en señalar que Jorge Callejas es el único responsable de la muerte de Said Tahraoi, que las cámaras de seguridad de la zona lo sitúan el lugar de los hechos en el que, a su juicio, solo estuvieron el encausado, la víctima y un testigo (calificado de ciudadano ejemplar por ambos y cuestionado por el defensor). Mantuvieron que aunque las tres cámaras no grabaron el momento concreto de la agresión es "imposible" que pudiera aparecer una tercera persona que fuera la que matara al indigente.


"Esa tercera persona no existe. De haber sido así, la hubiesen grabado las cámaras, la habría visto el testigo y el propio acusado", dijo la fiscal. Tanto para ella como para Javier Notivoli es fundamental la gota de sangre de la víctima que la Policía halló en los pantalones del acusado. "Por hablar no te manchas de sangre", expuso el abogado.

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