"Estaba deprimido y llegó a decir que quería quemar la casa"

Amigos y vecinos dicen que tenía problemas con la bebida y le describen como una persona muy callada y "dejada".

El herido y presunto autor de la explosión, en el momento de su traslado el pasado día 12.
El herido y presunto autor de la explosión, en el momento de su traslado el pasado día 12.
Guillermo Mestre

Su detención no cogió por sorpresa a los vecinos del número 38 de Tenor Fleta. Sabían que Carlos Román "acabaría mal", pero no le imaginaban capaz de algo semejante. Pasaba horas en el bar y, según los inquilinos consultados, llegó a decir que quería quemar la casa. Le describen como una persona "dejada" y callada, "de hola y adiós", y critican que pusiese en peligro a todos.


Cuko Lahoz, propietario del bar en el que pasaba "mañana, tarde y noche", confirmó que, desesperado, había admitido querer acabar con su vida. Román era "cliente y amigo" y, por consiguiente, no era ajeno a sus problemas. "Su vida consistía en beber, beber y beber. Pasaba todo el día borracho. Era un caso de alcoholismo muy fuerte", añadió.Al parecer, estuvo en tratamiento en junio y julio, pero en agosto"recayó". "Llegaba a vender objetos personales para pagarse la bebida", señaló, al tiempo que aclaró: "No es una mala persona". "Me gustaría hablar con él y que me contase la verdad. No le creo capaz, habrá sido involuntariamente", opinó.


Lahoz le animaba a volver a tratarse, pero su insistencia hizo que, unas semanas antes del suceso, dejara de frecuentar su bar. Los problemas comenzaron "tras su separación, hace ocho o nueve años", momento en que pudo entrar en depresión. "Perdió el trabajo y se le acabó el paro", relató.

El detenido debía cuotas a la comunidad y no podía pagar la luz, que, según el empresario, recuperó gracias a los servicios sociales. Sus vecinos creen que se conectó sin permiso a la toma común del gas."Se le veía muy desmejorado, siempre iba bebido", indicó Alicia, vecina del segundo.


Román, coincidieron los consultados, se dejaba ver muy poco, salía solo y casi siempre iba al bar. "Estaba cantado que algo así podía ocurrir", dijeron. Algunos ya sospechaban que la explosión de gas había sido intencionada antes de que ayer informase de la misma la Policía Nacional. Al verlo en la camilla lo tuvieron claro. Otros, por el contrario, se enteraron a través de los medios de comunicación y se quedaron "sin palabras".


Ayer, muchos no querían ni hablar del tema. "No estamos para nada", reconocía abatida una inquilina del octavo. "A mí no me gusta hablar mal de las personas, con eso lo digo todo", añadió uno de los empresarios instalados en los alrededores del inmueble, donde los obreros trabajan día y noche para recuperar las zonas comunes y las viviendas. Allí, la novena planta ha quedado "anulada" y muchas puertas siguen sujetándose con una cadena.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión