La onda expansiva de la explosión de gas dañó pisos situados nueve plantas más abajo

El único vecino de Tenor Fleta que sufrió lesiones graves continúa ingresado en la uci del Servet.

María Jesús Esponera observa, sin poder salir a su terraza, los cascotes, cristales y trozos de persianas que cayeron al patio.
María Jesús Esponera observa, sin poder salir a su terraza, los cascotes, cristales y trozos de persianas que cayeron al patio.
Guillermo Mestre

La comunidad de vecinos del número 38 de Tenor Fleta vivía ayer el día después de la explosión que sacudió el edificio de diez plantas y que destruyó prácticamente las viviendas del noveno piso y ha dejado inhabitables las del décimo y muy tocadas las del séptimo y octavo. Teniendo en cuenta que la detonación se produjo en el 9º F, parece lógico que los daños se circunscribieran a esas plantas, pero la enorme onda expansiva que recorrió el patio de luces reventó también las puertas, ventanas y los cerramientos del primero A. Los desperfectos no se limitaron a la terraza del mencionado patio interior, sino que se extendieron por la cocina, el dormitorio, el salón y la entrada y llegaron hasta el balcón que da a la avenida, cuyos cristales cayeron a la vía pública.


"Estamos asombrados porque no esperábamos que siendo la explosión en el 9º nos afectara tanto a nosotros", decían ayer María Jesús Esponera y su marido Gregorio Zaro Arilla, mientras recorrían la vivienda en la que reside su hija, pero que circunstancialmente estaba fuera.


"Yo me encontraba en mi casa de Pedro María Ric y desde la terraza vi que se movían las cortinas del balcón y, como lo había dejado todo cerrado, me extrañó y decidí venir a mirar por si acaso había entrado alguien. Al llegar me enteré de todo lo ocurrido", explicaba María Jesús Esponera. Pisando cristales, escombros y trozos de los zócalos y marcos de madera, el matrimonio sacaba fotos de los desperfectos y trataba de hacerse una idea de los daños, que hoy tendrá que valorar su compañía de seguros.

Fallo o descuido

En esas mismas tareas se entregaban con afán la mayoría de los vecinos de la comunidad, a los que esperan días de obras de tabiquería, electricidad, carpintería y cerrajería, ya que las puertas de muchas viviendas se desplazaron de su sitio y ahora no pueden cerrarse. Un vigilante de seguridad de la compañía Bauser contratado por la comunidad de vecinos para evitar que algún desaprensivo entre en las casas que se han quedado abiertas controlaba ayer la entrada al edificio, y también para que nadie subiera a las dos últimas plantas, que están precintadas por orden policial.


Mientras, los agentes de la Policía Judicial siguen investigando las causas de la explosión para averiguar si esta se produjo por un fallo en la instalación o por un descuido del inquilino. Fuentes de Bomberos explicaron que la fuga de gas que se registró en la vivienda fue importante y que, por la potencia de la detonación, tuvo que acumularse una gran cantidad. Por el momento, todos los residentes que tienen instalación de gas están obligados a mantener el paso cerrado hasta que la compañía revise todas las tomas y haga las reparaciones oportunas.


Desde el accidente seis familias permanecen desalojadas de sus viviendas puesto que estas quedaron inhabitables y hay riesgo de que se caiga algún trozo de techo o de pared.


Técnicos del Ayuntamiento de Zaragoza, que durante la inspección efectuada el sábado tras la explosión ya descartaron daños estructurales, volverán hoy a revisar las casas.


Por su parte, el único herido grave en el siniestro, Carlos Román, de 50 años, continuaba ayer ingresado en la uci del Hospital Miguel Servet con quemaduras graves en el 40% de su cuerpo. Afortunadamente, su vecina Teresa Espinosa, de 78 años, que sufrió lesiones leves en un brazo, recibió ayer por la tarde el alta médica.


El administrador de la finca, José Luis Pérez Sabroso, explicó que las labores de los peritos empezarán hoy pero que por delante queda todavía mucho que hacer. "Los daños han sido importantes y es un verdadero milagro que viendo los daños materiales tan cuantiosos, no se hayan producido más víctimas", reconocía.


José Luis Pérez quiso agradecer a todos los profesionales que intervinieron tras el suceso, desde bomberos y policías hasta sanitarios del 061 y voluntarios, su trabajo y el trato con los afectados.

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