"No le dije a mi pareja que era portador del VIH porque yo no me consideraba un enfermo"

El fiscal pide 9 años de prisión para un hombre que ocultó a su compañera que tenía el virus del sida y se lo contagió.

Pedro L. C., ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Pedro L. C., ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Raquel Labodía

"Cuando fui a la consulta en 2009 me dijeron que era portador del VIH, no que estuviera enfermo. Yo entendí que era portador para mí mismo y como no tenía la enfermedad desarrollada, no la podía transmitir". Con esta explicación se despachó ayer Pedro L. C. cuando el fiscal le preguntó por qué no comunicó nunca a su pareja que tenía el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH). Su propio abogado dijo que su cliente vivía en la "inopia" y que el calificativo que mejor lo definía era "dejao (sic)".


"Si le preguntan por su colesterol o por sus niveles de potasio en sangre seguro que no lo sabe. Es un completo despreocupado", manifestó el letrado defensor ante la sala de la Audiencia Provincial que lo juzgó ayer por un delito de lesiones graves.


Pero ni el fiscal ni la acusación particular se creen que en la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico, donde detectaron el contagio al acusado, le dijeran que podía llevar una vida "completamente normal" y que no hacía falta que tomara ningún tipo de precaución al mantener relaciones sexuales o intercambiar agujas, si se daba el caso. Tampoco consideran lógico que durante cinco años no se presentara a ningún control médico y que no fuera hasta 2014, cuando su entonces compañera (y ahora víctima) decidió donar sangre, se enterara de que le había transmitido el virus.

Contagiado por su exmujer

"No cabe en ninguna cabeza que el acusado no sepa qué es el sida y cómo se contagia. A pesar de que no tiene estudios universitarios (fue al colegio hasta los 14 años y terminó educación básica), contactó con la que era su pareja por internet, lo que revela que está en el mundo y maneja las tecnologías", expuso el fiscal Javier Checa, que está pidiendo una pena de 9 años de prisión para el acusado y el pago de 100.000 euros de indemnización.


La abogada Marina Ortiz, que solicita 12 años de cárcel y 200.000 euros para la víctima, tampoco se cree las explicaciones del acusado. "El sabía que el virus se contagiaba porque su exmujer se lo había transmitido a él", recordó al tribunal. La abogada rebatió la tesis de la defensa de que su cliente podía haber sido la portadora y no al revés. Recordó que a finales de 2013 le hicieron análisis en su lugar de trabajo y dio negativo.


Durante su declaración, Pedro L. C. insistió en que él nunca se consideró una persona enferma. Tanto él como la mujer relataron que se conocieron en 2014 a través de internet. Entonces ella trabajaba como cajera en un hostal en Caudé (Teruel), propiedad de su cuñado, que servía también como club de alterne. En enero de 2014 se empezaron a tratar personalmente y en abril empezaron a vivir juntos y ella dejó su trabajo. Su relación era buena e incluso habían hecho planes para casarse en un futuro.


"En septiembre, acudí a donar sangre y allí me dijeron que era portadora del VIH", contó la mujer. Cuando le preguntó a Pedro L. C. cómo podía ser si los análisis de diciembre de 2013 habían dado negativo, él no solo se mostró sorprendido, sino que le dijo: "Yo que sé". Ambos acudieron entonces a hacerse otros análisis que confirmaron el diagnóstico y, en consultas posteriores, Irina comprobó que su pareja tenía un historial clínico de VIH desde 2009. Ahora, además de una grave enfermedad crónica, ella padece una profunda depresión.


El abogado Miguel Guillén pidió la absolución alegando que nunca tuvo intención de contagiar, ya que no era consciente de la enfermedad que padecía, ni tenía síntomas, ni le recetaron nada.

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