La defensa ve "inconsistente" el relato de la indigente de Daroca y recurrirá el auto de prisión

Critica que la Guardia Civil dejara a la mujer ver a los detenidos en el cuartel antes de la rueda de reconocimiento.

La Guardia Civil trasladó a los dos presuntos autores de la agresión al Juzgado.
El juez envía a prisión a los dos detenidos por intentar quemar a la transeúnte en Daroca

Las pruebas que han llevado a la detención y envío a prisión de Raúl I. R., de 29 años, y Mihai M., de 30, por intentar quemar a la indigente de Daroca son "inconsistentes". Así lo cree al menos la defensa, a cargo del abogado Luis Nivela, quien no solo aprecia numerosas contradicciones en el testimonio de la víctima, sino también algunos defectos graves en la tramitación del atestado por parte de la Guardia Civil. Por ejemplo, el hecho de que los agentes permitieran ver a los sospechosos a la mujer antes de la rueda de reconocimiento.


De la complejidad del asunto dan prueba las muchas horas que necesitó el instructor para ordenar el encarcelamiento, pues si bien los detenidos llegaron al juzgado a las cuatro de la tarde del lunes, no salieron camino de Zuera hasta la madrugada. De hecho, parece que el juez llegó a plantearse la posibilidad de mantener a los arrestados en el calabozo hasta el martes y pronunciarse después de interrogar a otros testigos.


Sin embargo, a última hora, el instructor citó a las partes para que se pronunciaran sobre la situación personal de los detenidos y el fiscal coordinador de Calatayud –distinto del que asistió a los interrogatorios– solicitó prisión. Argumentó que la víctima los había identificado sin ningún género de dudas en la rueda de reconocimiento, la cual se llevó a cabo en presencia del juez y el letrado de la Administración de Justicia. Alegó, además, que existía riesgo de fuga y de que pudieran actuar de nuevo contra la víctima.


La defensa se opuso a esta medida y cuestionó la forma en la que se practicaron los reconocimientos, porque, como admite la víctima y la Guardia Civil recoge en el atestado, le mostraron a los sospechosos en el cuartel de Daroca antes de someterse a la rueda de reconocimiento.

El abogado resaltó que cuando María Ángeles C. P. declaró ante los agentes poco después de los hechos, dijo que no podía identificar a los autores porque no les había visto las caras, aunque se quedó con la "forma de la espalda", el "modo de correr" y las "risas". Precisó que quienes la atacaron pasaron corriendo y solo le dijeron la expresión "ajule yeye", que no sabe qué significa pero que el acento era rumano porque las personas de allí tienen la voz "ronca". Dijo que le tiraron una "piedra de fuego", pero no piedras normales, ya que estas se las habían lanzado antes unos "niños".


Con la descripción que dio, los guardias fueron a un bar próximo a preguntar. Un cliente –que les pidió permanecer en el anonimato, algo atípico en una instrucción– dijo que había visto pasar 20 minutos antes a dos varones así, que uno se llamaba Raúl, era rumano y le dio su dirección. Fueron allí, pero, al no encontrarlo, regresaron al bar. Entonces, los clientes le dijeron que solía juntarse con amigos en un garaje, y fueron a buscarlo. Tras localizarlo, se lo mostraron a la víctima y esta no lo reconoció. En cuanto al Mihai M., dijo que lo vio al día siguiente cuando iba a comprar tabaco y que, al verla, se echó a correr. Pero el sospechoso dice que es imposible porque a esa hora él estaba en Morata.El juez quiere saber el origen del fuego


El juez que investiga el ataque sufrido por la indigente de Daroca ha encargado un informe pericial para determinar el origen del fuego. Porque aunque la víctima ha declarado que sus agresores le lanzaron "algún artefacto" ardiendo cuando pasaron corriendo ante ella, lo cierto es que no se ha podido precisar qué desencadenó las llamas. Además, la propia mujer dice también que estaba fumando en el pórtico cuando se disponía a dormir. Los detenidos niegan no solo el ataque, sino su mera presencia en el lugar. No obstante, el juez les atribuye un delito de lesiones con instrumento peligroso en grado de tentativa y otro contra la integridad moral. El instructor ha citado a los guardias que hicieron el atestado, al joven que supuestamente jugaba a la ‘play’ cuando ocurrió la agresión y al jefe de uno de ellos, puesto que la mujer asegura que lo vio al día siguiente en la calle cuando él afirma que estaba trabajando en Morata.

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