Ir en bici reclinada es más cómodo... y más caro

Su uso está muy extendido en Europa y Estados Unidos y ahora se empiezan a ver en Zaragoza.

Una bicicleta reclinada.
Una bicicleta reclinada.
Okocicle

¿Qué es una bicicleta reclinada? Mucha gente ni siquiera ha oído hablar de ellas, otros solamente las han visto en el gimnasio, pero desde hace un tiempo pueden observarse por las calles de la capital aragonesa. “La uso mucho por la ciudad, especialmente, para ir y volver del trabajo”, detalla Joan Miró. Este mallorquín afincado en Zaragoza desde hace casi 30 años lleva dos años creando en sus propias bicicletas reclinadas.


“Un día vi una en la tienda Recicleta, que la tenían para arreglar. Al principio no le presté mucha atención, pero al poco tiempo empecé a buscar información en diferentes 'blogs' de internet”, explica. De este modo, descubrió que este tipo de bicicletas existen desde finales del siglo XIX. “Durante todos estos años se han extendido por Europa, especialmente el norte, Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, todavía no tienen mucha presencia en España y apenas se ven unos ejemplares en Zaragoza”, detalla Miró. Pero esto no fue un impedimento para que él decidiera probar este tipo de transporte. “Empecé a investigar cómo crearme una en casa y con varios restos de otras bicicletas convencionales, construí mi primera reclinada”, cuenta.


Ahora tiene dos modelos diferentes (ha construido un total de cuatro), aunque solo usa una de manera cotidiana. Eso sí, no es una bicicleta reclinable cualquiera: “Tengo tres tipos de ruedas diferentes (carretera, campo y ciudad) para ir cambiándolas según el uso que le quiero dar”. De este modo, cada día se sube a su bicicleta reciclable para ir y volver al trabajo y también la usa para otro tipos de trayectos: “Estoy aprendiendo a soldar para poder hacerme una que se recoja y poder realizar viajes largos, que hasta el momento era lo único que no me permitía realizar”, apunta.


Para él, subirse a este tipo de transporte fue todo un avance. “Hasta ese momento, siempre había ido en bicicleta a todos los lados, pero los brazos se me empezaban a dormir, especialmente cuando llevaba bastante rato. Ahora, con la reclinada, este problema ha desaparecido”, recalca. Por ello, considera que entre las ventajas de este vehículo se encuentra la comodidad ya que debido a la posición del cuerpo, la resistencia al aire es menor y tienes que pedalear menos. Además, no es necesario llevar pantalones más largos porque el sillín no roza tanto”.


No obstante, reconoce que al principio cuesta adaptarse: “En la normal se tiene que hacer más fuerza con los músculos de la parte inferior de las piernas, mientras que en esta es al revés, por lo que es necesaria una semana o así para acostumbrarse”. Otro de sus problemas es la falta de visibilidad para el resto de vehículos, por lo que las más bajas deben ponerse un banderín para que los coches y camiones las vean pasar. Sin embargo, la principal razón por la que mucha gente no prueba estos modelos es por su elevado precio: “Con todos los cambios que le he ido haciendo a la mía, me habré gastado unos 300 euros; pero si las compras en una tienda, las más baratas tienen un coste de 1.000 euros”. Por el contrario, una bicicleta normal puede rondar los 200 ó 300 euros.

La compra, una verdadera aventura

Si uno se pone a buscar en Google “bicicletas reclinadas” con el objetivo de informarse y poder adquirir una de ellas en tiendas como Decathlon o Amazon, descubrirá que esta tarea no es tan sencilla como la de comprar una bicicleta vertical. De hecho, en una primera búsqueda solo aparecen las estáticas de tipo gimnasio. “Es complicado encontrar tiendas donde vendan estos productos. Solo hay dos en Madrid y una en Barcelona que están especializadas en ello”, sostiene Miró.


Una de ellas Okocicle, dirigida por Carlos Salas desde hace 8 años. “Es un mercado complicado, ya que no hay mucha gente que apueste por él”, especifica. Según su experiencia, la afluencia de público interesado en este tipo de bicicletas ha descendido en los últimos años, probablemente debido a la crisis económica. Sin embargo, recalca que “el que prueba, se suele quedar con ellas”. Al menos en Zaragoza asegura que ha vendido unas 5 bicicletas: “La gran mayoría se ponen en contacto conmigo a través de Recicleta o La Ciclería. Ellos no tienen este suministro porque no les sale rentable”.


No obstante, en el mercado 'online', los intercambios de bicicletas reclinadas abundan. “Hola, por si os interesa, vendo una Metaphysic prácticamente nueva en Madrid”, se podía leer en el apartado de compra-venta de reclinadas, componentes y accesorios del foro Granabike. Una venta que en solo un mes ya había encontrado un nuevo comprador en Avilés, donde ahora circula con asiduidad. Publicaciones similares aparecen varias veces al mes. Algunos las venden por falta de tiempo o ganas para utilizarla, mientras que otros es porque han adquirido una nueva o piensan hacerlo.


El perfil de los usuarios es claro. Según asegura Salas, la mayoría son hombres de más de 45 años. Su uso es primordialmente por campos, caminos o vías verdes. “Luego alrededor del 30% de los usuarios las llevan por carreteras y el 20% en la ciudad”, explica.

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