Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Se buscan perros con estrés crónico

Una tesis doctoral estudia la relación entre las hormonas relacionadas con el apetito y el estado emocional del animal.

Facultad de Veterinaria
Facultad de Veterinaria
Heraldo.es

¿Afecta el estado emocional de los perros a su forma de comer? ¿Y afecta la alimentación a su estado de ánimo? La tesis doctoral de la veterinaria Isabel Luño pretende analizar si ciertas hormonas asociadas con el apetito se ven modificadas cuando los individuos padecen un estado emocional asociado al estrés. Para ello, el Hospital Veterinario de la Universidad de Zaragoza está buscando, al menos, 15 perros con problemas de estrés crónico. Al mismo tiempo, contará con la colaboración de otros tantos que no tengan ningún tipo de alteración, los denominados, control.


“Es un estudio muy novedoso dentro de la veterinaria porque sí que se ha demostrado que existe una relación entre ambas cuestiones en humanos, en casos como la depresión, pero nunca se ha analizado entre los perros”, explica Belén Rosado, profesora del Departamento de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza y codirectora de la tesis. Asimismo, detalla que con este análisis completaría esta tesis doctoral que versa sobre la llamada “alimentación emocional”. El equipo que realiza este proyecto también está compuesto por Jorge Palacio, codirector de la tesis, y Sylvia García-Belenguer.


Para poder participar en el estudio es necesario que se rellene este cuestionario antes del 15 de octubre. Con él, los investigadores podrán valorar si el animal cumple los requisitos necesarios. Básicamente, buscan perros que tengan manifestaciones de, al menos, dos problemas de comportamiento como pueden ser “agresividad en la calle hacia desconocidos u otros perros, agresividad en casa hacia personas conocidas, ansiedad por separación, conductas repetitivas o fobias”. “Es necesario que los dueños hayan comprobado que el perro sufre estos problemas de manera continuada”, puntualiza Rosado. Además, deben ser mayores de un año y que lleven más de seis meses con sus actuales propietarios.


Si finalmente son seleccionados, el grupo de investigación se pondrá en contacto con ellos para realizar una entrevista en el Hospital Universitario de la Facultad de Veterinaria. “Allí podremos comprobar si realmente sufren este problema o no y, por lo tanto, si pueden participar en la investigación”, sostiene. En el caso de que así sea, se les citará para una nueva reunión en los meses de octubre y noviembre, a la que el perro deberá acudir en ayunas. “Cuando llegue se le sacará un poco de sangre, después se le dará una lata de comida y a los 45 minutos se le volverá a sacar sangre”, detalla la profesora.


De este modo, podrán comprobar cómo han variado en este tiempo dos tipos de hormonas: la grelina (relacionada con el apetito) y el cortisol (con el estrés). “Se comprobarán los niveles basales en ambos tipos de perros (los que sufren estrés crónicos y los que no) antes y después de la alimentación. Así se podrá conocer si realmente la alimentación afecta de alguna manera al estado de ánimo del animal, y viceversa”, asegura.

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