Una mujer localiza a su madre biológica al concederle un juez el acceso a los datos del parto

El expediente médico del Hospital Provincial de Zaragoza ha permitido el reencuentro de ambas este verano.

Hija de padres desconocidos. El director del Hospital Provincial inscribió en el registro a esta niña tres días después de nacer en 1984  con el nombrede María Pilar.
Hija de padres desconocidos. El director del Hospital Provincial inscribió en el registro a esta niña tres días después de nacer en 1984 con el nombrede María Pilar.

Una zaragozana de 32 años ha conseguido hace unos días lo que siempre ansió: conocer a su madre biológica. De hecho, gracias al expediente del parto que conservaba el Hospital Provincial, ambas mujeres han logrado reencontrarse este verano. La hija intentó por su cuenta que la Diputación de Zaragoza (DPZ) –gestora de los archivos del centro sanitario– le entregara los documentos que precisaba para hallar a su madre.


Sin embargo, la Ley de Protección de Datos impidió satisfacer los deseos de la mujer, que gracias a la mediación del juez ha logrado encontrar a su madre, Isabel, de 66 años, en una residencia de la capital aragonesa.


María Pilar (uno de los tres nombres que le pusieron al nacer, aunque no es el que ahora tiene) vino al mundo el 6 de enero de 1984 en el Hospital Provincial. Su madre, que estaba separada y tenía otro hijo, no estaba en condiciones de hacerse cargo de ella. Por ello, muy a su pesar, tuvo que darla en adopción. La chica supo desde niña de su condición de adoptada, por lo que siempre anheló conocer a su madre biológica. Un sueño que, de la mano de su abogada, Beatriz García, pudo hacer al fin realidad este verano.


"He cerrado una etapa de incertidumbre que me corroía. Soy más consciente de mi vida y me reconozco en sus gestos. No hace más que llamarme por teléfono y presume de su hija en la residencia", explica emocionada María Pilar. "El juzgado nos facilitó el Libro de Registro de Ingresos y de Urgencias del hospital. A la hora y media ya sabíamos cómo se llamaba mi madre", recuerda. No hubo lugar a la duda, puesto que los datos del parto que le dio el juzgado –aparecía hasta el test basal o el auxilio de oxígeno para la niña– coincidían con los que le dieron sus padres adoptivos.


María Pilar está muy feliz por el reencuentro, pero no entiende por qué no le facilitaron la información que necesitaba en la DPZ y le obligaron a recurrir al juzgado, con todos los trámites y gastos que ello implica. "Me negaron estos datos y creo que tenemos derecho a conocerlos sin tener que llegar al juez", se lamenta.


La Diputación Provincial reconoce que esta mujer tenía derecho a conocer toda la información existente en los archivos sobre quién fue su madre biológica. Sin embargo, fuentes de la institución recuerdan que el propio juez dejó claro en su auto que, al afectar a una tercera persona, la cesión de los datos tenía que ser autorizada por él y debía realizarse a través del juzgado, que es como finalmente se hizo.


A la petición inicial de la mujer, la DPZ contestó dándole unos documentos en los que no aparecía el nombre de su madre. "En los expedientes venían los nombres de otras muchas mujeres. Por ello, solo podían cederse si un juez lo autorizaba. En cuanto este los reclamó, se llevaron al juzgado más de 700 fotocopias con toda la documentación solicitada", indican desde la Diputación.


Aun así, María Pilar apunta que si no hubieran podido encontrar a su madre con los datos del parto, aparecían "hasta la huella del pie del bebé y la huella dactilar de un dedo de la madre para compararlos". Y lo compartió.


Fuentes de la DPZ reconocen que "puede chocar que, estando todos los datos en el mismo archivo, unos se puedan obtener directamente y otros solo a través de los juzgados". Pero agregan que es lo que establece la legislación y mientras no se cambie la Diputación de Zaragoza no puede hacer otra cosa.


María Pilar empezó a buscar a su madre biológica en 2013. Pero tampoco Isabel, que regentó un bar y una floristería, se había olvidado nunca de esa hija a la que tuvo que dar en adopción. "Me acordé de ti toda mi vida", le confesó a su hija.


"Mi madre y mi abuela me vieron recién nacida, pero el hospital no respetó el nombre y les mintió al decirles que me adoptó un matrimonio de Tenerife. A mis padres adoptivos también les contaron que mi madre era muy joven, cuando tenía 33 entonces. He vivido siempre en Zaragoza y al conocerla he podido cerrar un círculo. Es un amor corporal, de tocarnos y mirarnos", relata la hija.

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